domingo, 31 de mayo de 2009

La primera cabra a la izquierda



Hoy me gustaría hablar un poquito sobre el área donde resido aquí en Bangalore, en el distrito conocido como ITC Colony, al este de la ciudad. Una zona residencial, muy tranquila, con casas bajas y calles estrechas, algunas casi sin asfaltar, lo que le da un aire muy rural. El sitio, aunque algo alejado del centro donde trabajo, está bastante bien porque apenas circulan vehículos de motor. En general, el ambiente es cálido y acogedor, la gente me saluda al pasar, no hay apenas ruido (salvo el de los perros callejeros y los gallos que me despiertan cada mañana), en definitiva, muchos pequeños elementos que me hacen sentir bien aquí.






Pista polideportiva justo enfrente de mi casa, donde la muchachada viene a echar sus partidillos de cricket o fútbol, según el día

El barrio fue construido en los años 60, en los terrenos aledaños a la antigua fábrica de la ITC (Indian Tabacco Company), y sus casas estaban destinadas a sus trabajadores, los cuales pagaban una cantidad minúscula de alquiler. Más adelante, se les dio la oportunidad de adquirir la casa en propiedad. Hoy en día, la antigua fábrica se ha trasladado a las afueras, y los viejos inquilinos han vendido, o abandonado sus moradas, aunque todavía quedan algunos perennes por aquí.




Aquí no es nada extraño encontrar rinconcillos como este, con elementos de diferente religiones coexistiendo en armonia, aunque el aspecto estético siempre sea discutible


Grupos de niños pidiendo que les haga una foto. Otra de las situaciones habituales por aquí

Relativamente cerca de mi barrio, a unos 2 kilómetros y pico, se halla el lago Ulsoor, uno de los principales lugares de recreo y relax de la ciudad. Tiene una radio de unos 3 km, y contiene algunas islas a las que posible acceder a través de embarcaciones, disponibles para alquilar. Parte de sus orillas es zona restringida y custodiada por el ejército. Precisamente dentro de esta misma zona se halla otra de las cuatro torres que el emperador Kempe Gowda mandó construir para establecer los límites de la ciudad.


Al fondo, la susodicha, pequeñica entre los árboles



El mismo día que estuve visitando el lago me encontré con Ana, una fiel lectora del blog residente en Bangalore, a la que tuve el placer de conocer en persona, y a la que quisiera mandar un saludo desde aquí. Estuvimos dando una vuelta por la zona de bares, donde me pude dar cuenta del todo de la cantidad de opciones de ocio que tiene esta ciudad. Que maravilla, ni punto de comparación con Delhi. No, si al final no voy a querer irme de aquí.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Un poco de zapping

En los últimos años, mi desinterés por la televisión, ya sea en España o en otros países, ha ido aumentando, hasta el punto de verla como algo inservible que, incluso llega a estorbar. Pero en los últimos días, coincidiendo con la llegada a un verdadero hogar, donde la caja tonta está omnipresente a todas horas, he empezado a descubrir un paraiso del bizarrismo digno de ser comentado por aquí.

La gama de canales en la India es tremenda y la verdad es que hay donde elegir, pero de momento sólo repasaré algunos de los programas con más audiencia (la mayoría teleseries) para que sirva de muestra:

- Balika Vadhu: La serie con más audiencia, ambientada en el Rajasthan rural, que tiene como tema de fondo el matrimonio infantil concertado. Aquí un pequeño fragmento lleno de dramatismo del capítulo de ayer, "Mamá, ya no soy virgen, ahora soy pastorcilla":



- Bandini: Otro de las más populares culebrones indios, cuenta la historia de una joven analfabeta procedente de las castas más bajas, y su inesperado matrimonio con un viudo cincuentón, propietario de una fábrica de diamantes. Pero por lo que se ve a continuación, a la moza le tiran más los chavalotes de su quinta, es lo que hay:




- Ramayan, es una adaptación televisiva del poema épico indio por excelencia, protagonizado por gran parte de los clásicos de la mitología hindú, como Ram, Shiva, o el mismisimo Hanuman, el dios mono. Me cuesta trabajo elegir un fragmento, son todos tan entrañables y bizarros. Estoy por empezar a vermelos todos desde el principio. Os dejo este mismo, con las tribulaciones de Ram cuando era un bebe y un cuervo parlanchín, y más tarde, ya más mayorcito, al amanecer antes de quitarse las lagañas. No tiene desperdicio esta serie:



- Vamos ahora con un reality-show que aquí en casa siguen muy a menudo, Dance India Dance, que, como sagazmente habéis adivinado, va de bailoteo. La dinámica es similar a otros programas de este tipo como Operación Triunfo en España, por ejemplo, donde doce candidatos luchan por ser el mejor bailarín. Aquí la actuación de un chavalín con los huesos de goma:



Repasando las listas de audiencia, no hacen más que aparecer más y más teleseries melodramáticas, en su mayoría tostones insufribles. Aparte, como no, los partidos de cricket y alguna que otra película de estreno made in Bollywood. La misma porquería que en todas partes, pero bueno, aquí al menos me rio más. Así que nada, ya no os castigo más por el momento. Otro día trataré de los anuncios publicitarios, que también se las traen.

domingo, 24 de mayo de 2009

De la calma al tumulto

Continuando mi recorrido por los principales lugares de interés en Bangalore, este viernes empecé mi ruta en Cubbon Park, un enorme parque situado en pleno centro de la ciudad. Con su más de 6000 plantas, entre las que se encuentran especies tan exóticas como el bambú gigante o la araucaria, y numerosas flores, este es uno de los principales "pulmones" de la urbe . Aparte, en su interior se encuentran algunos edificios de interés cultural, como la Biblioteca Central o el Museo Arqueológico. Es un lugar ideal para disfrutar de un agradable retiro, fuera de las ruidosas calles que lo rodean. Desde luego que parece mentira poder encontrar un rincón así entre tanto maremágnum.






Al fondo, la Biblioteca Central.

Alrededor de Cubbon Park se hallan diversos edificios importantes a nivel administrativo, tal y como el imponente Vidhana Soudha, el palacio que acoge la Asamblea Legislativa del estado de Karnataka. Construido en los años 50 del pasado siglo, esta maravilla arquitectónica es conocida como el Taj Mahal del Sur de la India.




Sede del Tribunal Supremo de Justicia, justo enfrente del Vidhana Soudha.

Tras un caminata sin rumbo fijo, y un par de zumos de caña de azúcar (mi última debilidad), llegué hasta Avenue Road, una de las calles más concurridas y abarrotadas de la ciudad, y también de las más antiguas. La algarabía y el follón de vehículos que se entremezclan con los peatones, es indescriptible.Algo asi como la popular Chandni Chowk en Delhi. Carros, carretillas, porteadores con todo tipo de mercancía, de aquí para allá, y las sempiternas vacas y otros animales deambulantes. Se hace difícil avanzar en este río de vida, pero la experiencia merece la pena, os lo aseguro. En uno de los extremos de esta larga y estrecha calle, se halla el City Market, lugar al que no pude evitar volver a echar una ojeada.


Sobran las palabras





Cerca del mercado central, se encuentra un importante punto de interés que me dejé atrás la semana pasada. Se trata del palacio del sultán Tipu, edificio de finales del siglo XVIII, el más esplendoroso y mejor conservado de la época musulmana en la ciudad. Está construido en su mayor parte de madera y servía como lugar de descanso y recreo del soberano mogol durante el verano.





Por lo demás, mi segunda semana en Bangalore está a punto de cumplirse y siento que se me está haciendo ya larga la estancia. De acuerdo que el clima es mucho mejor que el horno de Delhi (la temperatura máxima no sobrepasa los 30 grados en este momento), y que la convivencia con la familia me está aportando un punto de vista y una experiencia diferentes sobre la cultura y sociedad india (aparte de algunos kilos de más), pero se me hace bastante pesado el tener que pasar tanto tiempo en medio del tráfico. El lunes pasado empecé a dar clases en una empresa de informática, bastante alejada del centro, desde la que tardo más de una hora en volver a casa. Un verdadero suplicio. Aún así, creo que en general la experiencia no está siendo tan negativa y que todavía me queda más de un buen momento por vivir aquí. Es sólo cuestión de empezar a valorar más los aspectos positivos, y así lo haré.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Para chuparse los dedos

Convivir y compartir mesa con una familia india es, sin duda, lo más interesante y destacable de mi nueva experiencia en Bangalore. Uno de los hábitos que he empezado a descubrir y comprobar por mi mismo, es comer con las manos, una fenomenal experiencia cultural, y algo mucho más divertido y placentero que hacerlo con cubiertos. En la India, el ritual de la comida se considera una actividad totalmente sensorial, por tanto, la idea que subyace a esta costumbre es que se debe disfrutar este proceso con el máximo posible de sentidos. En Occidente lo hacemos con el gusto, la vista y el olfato. Aquí se le añade el tacto, con lo que el disfrute es mayor. Sin embargo, no todas las comidas deben comerse así. Para platos más líquidos, como el daal (lentejas) o las sopas, es mejor usar la cuchara, claro está. En cuanto al cuchillo, tenedor y otros utensilios, estos se reservan para la preparación de los platos, o para servirse de una fuente común. Desde que estoy aquí, lo más habitual en nuestra mesa es un plato con arroz acompañado de algún curry (adaptación de la palabra hindi kari, que significa "plato en salsa"), preparado con pollo, cordero, o sólo con verduras, y aderezado con diferentes especias.



No cabe duda que comer de este modo implica un extremo cuidado con nuestra higiene personal. Las manos deben lavarse cuidadosamente antes de empezar, poniendo especial atención a las uñas. También es importante comer siempre usando la mano derecha. La izquierda se considera impura y suele estar reservada para otros usos, por ejemplo, servirse la comida usando otro utensilio. Aunque al principio pueda parecer un engorro, enseguida se le coge el tranquillo. En cuanto uno domina la técnica adecuada, se come incluso más deprisa que usando la cuchara y el tenedor. Los pasos son muy simples y sencillos:

- En primer lugar, una vez que se entremezcla el curry con el arroz, se hace una bola de comida (siempre usando nuestra mano derecha, no lo olvidéis) y la recogemos colocando nuestros dedos en forma de cuchara. Es fundamental no hacer la bola demasiado grande para evitar que se nos desparrame la comida fuera del plato.



- A continuación, una vez que tenemos el bolondro hecho, nos lo llevamos hacia la boca sujetándolo solo con nuestros cuatro primeros dedos libres, hasta que éstos estén tocando casi nuestro labio inferior. Es entonces cuando con el pulgar empujamos la comida hasta la boca, lista para engullir.



- Y por último, el esencial paso de chuparse lo dedos, uno a uno, hasta que no quede ni pizca de alimento. Esto es opcional y se recomienda hacerlo con discreción, tal y como se ve en la foto.



Yo ya estoy completamente habituado y lo encuentro genial. No descarto seguir haciéndolo una vez vuelva a Europa, al menos en mi casa, apartado de comensales prejuiciosos. Probad a hacerlo en casa, a ver que tal. Ya me contaréis.

domingo, 17 de mayo de 2009

Entre mangos, flores y buena gente

Este viernes, por fin he podido comenzar a explorar Bangalore. Siguiendo las recomendaciones de David y Bego, me fui directo al Krishna Rajendra Market (más popularmente conocido como City Market), uno de los mercados más antiguos de la ciudad, y el más popular entre los viajeros que vienen buscando la esencia de la vieja india en plena capital de la tecnología y el boom económico indio. Es un lugar con un encanto especial, en el que da gusto perderse por entre los puestos. Los tenderos son muy amigables y siempre animados a entablar conversación. Aparte de preguntarme por mi nacionalidad y estado civil (todo un clásico) y pedirme que les hiciera fotos (para luego rogarme que se las enviara a su tienda), me felicitaban por el corte de perilla (no sé porque, pero aquí entre los indios causa sensación) e incluso alguno se animaba a regalarme una flor. Desde luego, son de lo que no hay.


Puerta del edificio central





La mejor parte del mercado, sin duda, es la dedicada a las flores. En los bajos del edificio central, decenas de personas se agrupan para confeccionar con esmero las cadenas de flores que luego se venderán en diversas tiendecitas y en el espacio central a cielo abierto. Desde los balcones de la parte superior del mercado, se divisa un espectáculo de color digno de presenciar. De las mejores visiones que he podido disfrutar en la India hasta ahora.









Tras la estupenda mañana, me fui después de comer al Lal Bagh, un magnifico jardín botánico, de casi 100 hectáreas de superficie, que incluye cerca de 2000 especies vegetales de todo el mundo, varias fuentes, un parque de bonsáis, un palacio de cristal y un bonito lago. Uno de los muchos motivos por los que se suele llamar a Bangalore “El Jardín de la India”.







En uno de los extremos del parque, coronando una espectacular formación geológica, se halla una de las torres construidas por el rey Kempe Gowda en el siglo XVI, con el fin de marcar los límites de la ciudad. Según la leyenda, el rey decidió establecer dichos límites de acuerdo con la distancia recorrida por un carro de bueyes en un día. Las otras tres torres aún se conservan, cada una en un punto cardinal (ésta primera es la del Sur), y espero poder echar un vistazo a todas ellas antes de irme.





Y bueno, que tras este primer día libre, y una escapadita nocturna el jueves (donde descubrí que aquí si es posible eso de irse de cervezas a bares normales), me siento bastante mejor con respecto a la llegada. Bangalore es un sitio más habitable a priori que Delhi y el tiempo es algo más llevadero (aunque a veces, el calor acumulado en las aulas es bastante sofocante, más aun si carecen de aire acondicionado), pero el hecho de vivir tan retirado del trabajo y los terribles atascos que tengo que soportar, me hacen dudar sobre lo de seguir aquí más tiempo. Me lo seguiré pensando. Mientras tanto intentaré seguir disfrutando todo lo posible como vengo haciendo hasta ahora. Es lo que hay.


Un cosa buena más de Bangalore: aquí se ven más aceras (aunque cuando hay mucho tráfico, las motos se cuelan en ellas).

jueves, 14 de mayo de 2009

Un nuevo comienzo

Hoy hace tres días que aterricé en Bangalore, y hasta ahora no he tenido la oportunidad de explorar y empezar a conocer mi nueva ciudad. Estoy en plena fase de adaptación, ubicándome, tratando de empezar a acostumbrarme a mi nuevo alojamiento, lugar de trabajo, medio ambiente, etc.

Tengo que reconocer que mis primeras impresiones y vivencias a la llegada no han sido del todo positivas. En primer lugar, la habitación en al que se suponía que iba a vivir, al llegar no estaba ya disponible (aparte de que el precio no era el mismo que me dijeron antes de salir de Delhi), y en su lugar, estoy alojándome en una habitación alquilada en casa de una familia local. El precio no está mal, y los miembros de la familia son encantadores y muy atentos conmigo, pero la distancia es mayor de la que un principio me prometieron, lo que me obliga a aguantar el terrible tráfico de Bangalore (yo diría que incluso peor que el de Delhi), y perder bastante tiempo. Algo fatal si lo comparamos con mi situación anterior. Por otro lado, a mi habitación le falta ventilación (sólo hay un pequeño ventanuco en el baño y otro en algo que se supone que es una cocina, aunque no hay más que un fregadero), pero esto es algo que puedo sobrellevar mejor. Al fin y al cabo, apenas paso tiempo aquí.


Ya podía haber una ventana en lugar de ese espejo



En cuanto al trabajo, bien. La oficina es más pequeña y hay menos gente que en Delhi, y no se oye ni un alma. No viene nadie, excepto los estudiantes (lo cuales son muchos menos) y el niño que viene a vender samosas por las tardes. Esto tiene sus pros y su contras. Uno trabaja mucho más relajado y tranquilo, pero también es verdad que las horas pasan muy lentas, y que con el calor que hace aquí (no hay aire acondicionado, sólo ventiladores de techo que no dan abasto), no es difícil quedarse dormido. Esta situación cambiará pronto, cuando en una semana empiece un grupo nuevo.
De compañeros, sólo hay dos profesores más, David y Begoña, españoles también. Muy buena gente los dos, pero por desgracia se tienen que ir pronto para España. Me choca un montón esta falta de personal. Y es que por lo que me dicen, aquí los estudiantes no quieren profesores de español indios, sólo nativos. Nada que ver con la situación en Delhi, con un montón de grupos al mismo tiempo, y cantidad de enseñantes por todos lados.


Tráfico y más tráfico.. nada nuevo bajo el sol



Ya sé que no he hecho nada más que llegar y que aún me queda ciudad por descubrir y experiencias por disfrutar, que posiblemente no llegaré a encontrar en Delhi, pero de todas formas, ya tengo decidido que no me gustaría permanecer aquí más de un mes. No me sale rentable, ni a nivel económico ni personal, aunque la experiencia de vivir con una familia india sé que va a valer la pena y me va a ser muy enriquecedora. Veremos que tal van saliendo las cosas en los próximos días.


Aquí celebrando el cumpleaños de uno de lo hijos, como un miembro más. Sin duda, la mejor experiencia desde que estoy aquí.

domingo, 10 de mayo de 2009

Destino Bangalore

Pues sí. Que de golpe y porrazo mi experiencia en la India está a punto de dar un giro súbito, en dirección al Sur, concretamente a Bangalore, tercera ciudad del país, por lo poquito que he leído, bastante moderna, famosa por su industria informática y en la que (y esto es sin duda de lo mejorcito) no hace nada de calor.

Todo ha venido a raíz de que dos de los profesores españoles que trabajan allí, se han tenido que volver a España por motivos personales, con lo que necesitaban urgentemente a alguien para cubrir, al menos, una de esas plazas. Y como bien sabéis, yo últimamente me estaba ya hartando un poco de estar en Delhi, con lo que le comenté el pasado viernes a la directora que me apetecía un cambio de aires. Así que mañana mismo por la tarde tengo el vuelo rumbo a Bangalore, del tirón.

Estaré currando allí al menos 3 meses en principio y luego me gustaría volver al norte a pasar mi último mes. Ahora comienza una nueva etapa, nueva ciudad, nueva gente y una cultura bastante diferente a la de aquí. Incluso la lengua local es totalmente diferente al hindi. Me va a venir bien este cambio y voy con ilusiones renovadas, aunque tengo que decir que, tras ver las reacciones de los estudiantes y colegas tras enterarse de mi marcha, me está dando mucha pena el despedirme. Espero, no obstante, poder volver a verlos a todos pronto y, quien sabe, poder seguir siendo su profesor en otros niveles a la vuelta.

Ya iré contando las nuevas impresiones en cuanto me vaya ubicando. No sé muy bien que tipo de ambiente me voy a encontrar allí, pero bueno, sea lo que sea había que intentarlo y allá voy.

¡Hasta otra Nueva Delhi!

sábado, 9 de mayo de 2009

El Fuerte Rojo

El pasado jueves, aprovechando que más de media ciudad se paralizó para votar, con lo que no trabajaba ni Dios ese día, me fui con un grupo de alumnos a visitar uno de los monumentos más emblemáticos de Delhi: el Fuerte Rojo, declarado recientemente Patrimonio de la Humanidad. Una enorme fortaleza edificada por los mogoles en 1640, que simboliza la gloria de este imperio, y que ha sido testigo de numerosos acontecimientos importantes en la historia de la India, como la revuelta de los cipayos (soldados indios en las filas británicas) en 1857.




Puerta de Lahore

Lo primero que te encuentras es una galería llena de tiendas, que es mejor ignorar si no queréis que os claven. A continuación, justo de frente nos encontramos con el Diwan-i-Am, la sala de audiencias públicas, donde destacan sus bonitos arcos y algunos relieves en mármol.






Al fondo, Naqqar Khana, la casa del tambor, en cuya parte superior se situaban los músicos que recibían a las comitivas.

Siguiendo en línea recta por el jardín, hallamos otros edificios, construidos en mármol blanco, destinados a diversas funciones y que dejan adivinar la grandeza y el esplendor de antaño. Destaca, sobre todo el Diwan-i-Khas, donde el emperador recibía a sus visitas privadas, flanqueado por otros pabellones, entre los que está el hamman. A la izquierda se alza la Moti Masjid, o mezquita de la perla, construida por el emperador Aurangzeb para su uso personal.






Interior del Diwan-i-Khas

Pasando la mezquita, salimos hacia un jardín que en otros tiempos tuvo que ser una pasada, pero que ahora se ve bastante deslucido, principalmente por la falta de agua. Aparte, para rematar, alrededor hay varios edificios bastante feos añadidos por los británicos durante la ocupación, que estropean el conjunto. Aunque bueno, esto no es nada comparado con las muchas aberraciones que propició el imperialismo inglés en esta zona del planeta.



Después del fuerte, me fui con mis estudiantes a dar una vuelta por Chandni Chowk, justo al ladito, en busca de parathas (un tipo de pan relleno de verdura) y thalis (platos combinados), con la clásica parada en Ghantewalla para comprar dulces. En definitiva, un día genial, debido en gran parte por el estupendo grupo que me acompañó. Desde luego, en buena gente, a los indios no hay quien les gane, me encantan.