sábado, 29 de agosto de 2009

Haridwar, la puerta del Ganges

Situada a la orilla del Ganges, en el punto donde el rio desciende desde las montañas hasta la llanura, Haridwar es considerado un punto clave para los hindús, que acuden a millares a darse el baño sagrado. Es también el punto de partida de numerosas peregrinaciones hacia las fuentes del Ganges y el Yamuna, su afluente más importante. De todo ello se entiende la algarabía y el alboroto que se vive en las calles a todas horas. Una ciudad para vivirla y sentirla al máximo, que no deja indiferente a nadie.



El epicentro y principal punto de encuentro en Haridwar es Har-Ki-Pairi (las huellas de Dios), lugar donde la mayor parte de visitantes realizan la ceremonia del baño en el Ganges. Allí me dirigí en primer lugar para comenzar mi visita. La visión desde los puentes es un espectáculo inolvidable. Hombres, mujeres y niños chapotean en las orillas en un ambiente bastante distendido. Me dieron ganas de unirme a ellos, pero preferí reservar el chapuzón para otro momento.





Cuenta la leyenda que el Águila Real, hijo del dios Indra, robó el néctar de la inmortalidad y se le cayeron 4 gotas. Una de ellas se posó justamente en Haridwar, de aquí el carácter sagrado de la ciudad. En conmemoración de este hecho, se celebra aquí, cada 12 años, el Kumbh Mela, uno de los festivales religiosos más importantes del mundo y el que más peregrinos congrega a la vez (unos 70 millones en la última edición). El siguiente se celebrará el año que viene, por si a alguien se siente solo y le entran ganas de pasarse.







Como decía, el ambiente es formidable, solo interrumpido en ocasiones por algunos individuos que se dedican a recoger donativos. Curiosamente, mira por donde, al primero que abordaban era a mi. Llegó un momento en el que le tuve que preguntar a uno, en un limitado pero preciso hindi, que porque pasaban cien indios por delante y no les decía nada, y llego yo y me pide dinero en cuanto me ve. Que por ser extranjero no quería decir que fuera rico (“meen pesevala nahi huun”). Dicho esto me dejó de dar la vara.







El otro gran punto de interés en Haridwar es el templo de Mansa Devi, situado en una colina a 170 metros de altitud. A lo largo de la subida, hay dispuestos diversos tenderetes donde se venden ofrendas para la diosa, y otros productos de carácter religioso: medallones, figuritas de dioses, pulseras, etc. Lo más bizarro eran los DVD´s con videos musicales de cánticos religiosos, cutres como ellos mismos (no pude evitar comprarme un par de ellos). Una vez arriba, el templo en si no tiene nada de particular, uno más entre muchos, pero las vistas de la ciudad y el Ganges son geniales.







Tras un vistazo más a las orillas del Ganges, a la tarde cogí un autobús hacia Rishikesh, a una hora de viaje, rio arriba, donde llegue a tiempo de presenciar parte de la ceremonia del arathi. Esta tiene lugar cada noche, y en ella los fieles realizan ofrendas al rio en forma de velitas adornadas con pétalos de flores. Es digno de ver, la verdad.



Y nada más, el día había sido ajetreado y hacía falta coger fuerzas. La siguiente jornada iba a estar aún más llena de momentos a recordar, ni se me podía pasar por la cabeza lo que me iba a ocurrir…

jueves, 27 de agosto de 2009

Regreso a Delhi

Una vez más ya estoy de vuelta de un intenso y tremendo viaje, uno de los más variados y lleno de anécdotas que he hecho nunca. En esta ocasión la zona elegida ha sido el norte de India, desde el comienzo del valle del Ganges hasta Dharamshala, pasando por la región del Punjab hasta Amritsar, cerca de la frontera con Pakistan. Una tierra de contrastes con escenarios de lo más variopinto: dos ciudades sagradas, un retiro en las faldas del Himalaya y un pueblo que lucha por mantener viva su cultura desde el exilio. En pocas palabras, otra apasionante y fabulosa experiencia que me encantaría empezar a relataros con más detalle durante los próximos días.


Bañistas en el Ganges a su paso por Haridwar


Panorama en Mussorie

He vuelto a viajar solo como de costumbre, y en este caso los destinos elegidos eran bastante idóneos para ello. Lugares mágicos llenos de encanto, ideales para reflexionar y sentirse a gusto con uno mismo. De todas formas, como ya me ha pasado otras veces, a lo largo del camino he ido encontrando diversas personas, tanto viajeros (muchos de ellos en peregrinación) como locales, algunos muy singulares, que me han ayudado cuando lo he necesitado y me han enriquecido con sus historias.


Puesta de sol en Rishikesh


En Amritsar, con el templo dorado a mis espaldas

Una de las cosas que he podido descubrir en estos días, vagabundeando por esos caminos, es que mi hindi ha mejorado bastante. He tenido más ocasiones de ponerlo en práctica que en el sur (allí hablan otras lenguas locales), y el resultado general no ha sido malo. Es curioso como la actitud de la gente, en especial mercaderes y transportistas varios, cambia en cuanto chapurreas dos o tres frases en su propia lengua. La gente te acoge aun mejor si cabe y uno se siente mucho más parte de todo este fascinante territorio.


Cartel reivindicativo en Dharamshala

Y ahora toca volver a retomar las clases y readaptarse de nuevo a la vida en Delhi, con sus calores y agobios, aunque con un ambiente de trabajo mucho más animado que en Bangalore (saludos a Marta y a los demás, espero que os esté yendo bien, con paciencia, shanti shanti). Ayer mismo empecé con un grupo nuevo, casi sin tiempo para descansar después de un viaje de vuelta de Dharamshala en autobús con avería incluida. Me ha dado mucha alegría el reencontrarme con los estudiantes y demás colegas de aquí, en especial con Antonio, al que le ha salido una oferta en China y se nos va dentro de poco.

No creo que con el tiempo que me queda ya aquí (mes y medio) me pueda llegar a dar un bajón como el de abril. Más bien, se trata ahora de exprimirle el jugo a todo esto, y aprovechar al máximo la estancia, disfrutando de lo bueno y plantarle cara a lo malo, siempre con humor. Además, todavía tengo ahí pendientes unos cinco días más de vacaciones para ir a Varanasi y Khajuraho, y la visita de rigor al Taj Mahal. Así que no habrá motivos para venirse abajo, en absoluto.

lunes, 17 de agosto de 2009

Hasta siempre Bangalore

Dicen que lo bueno se acaba rápido, y en el caso de mi experiencia aquí en Bangalore, puedo dar fe de que es así. Mañana llegó el momento de partir y volver a Delhi. Atrás dejo más de tres meses de estancia en una ciudad que me ha acabado por cautivar, a pesar de que mi primera impresión no fue muy buena que digamos (de hecho hasta me planteé volver a Delhi cuanto antes). En general, la experiencia ha sido bastante positiva y siempre agradeceré el que me dieran la oportunidad de venir aquí, dejando la calurosa y agobiante Delhi, justo en el momento en que más harto estaba de estar allí. Más de una vez he pensado si habría podido aguantar todo el verano aquí si ese cambio de aires no se hubiera producido. Imagino que si, pero dudo mucho que alcanzara el bienestar que he disfrutado en Bangalore. Las principales claves:

- Un tiempo genial, excelente, con temperaturas que no han subido de los 30 prácticamente. Ha sido el verano más fresco y agradable que he pasado nunca (exceptuando los vividos en Lituania, claro está).
- El hecho de haber convivido con una familia india, lo que ha supuesto un acercamiento más profundo a la cultura local, y un disfrute pleno de su gastronomía. Mi estómago lo ha agradecido, la verdad.
- La posibilidad de poder salir de copas con más facilidad que en Delhi, a pesar de que los bares cierran a las 23:30. Al menos ya puedo decir que he salido de cervezas en India, cosa que en la capital apenas había hecho en 7 meses.




Pero no todo ha sido color de rosa durante este periodo. Ha habido también momentos de bajón, sobre todo al principio. El pasar de tener el trabajo a dos minutos a pie, a tener que desplazarme cada día 14 kilómetros entre ida y vuelta, montado en un autorickshaw, en mitad de un tráfico igual o peor que Delhi, no es para sentirse contento. Además, se puede decir que me ha costado meses acostumbrarme a los ladridos de cierto perro que cada mañana a eso de las 5 y media, me ha desvelado, durmiendo una media de 5 o 6 horas al día. Aunque todo esto al final se quedan en pequeños detalles, meros obstáculos cotidianos que uno tiene que superar, aquí y en cualquier parte del mundo. Es inevitable.


Mirad como duerme el condenado

No quería cerrar esta entrada sin antes dar las gracias a todas esas personas estupendas que he ido conociendo por aquí en estos meses, por todos los buenos momentos que me han hecho pasar, sus ánimos y su inmejorable compañía….

….a todos los estudiantes, tanto míos como de otros grupos. Me lo he pasado genial en las clases con vosotros y sois los que más me habéis motivado en el día a día, manteniendo mi ánimo alto y optimista. Sois tremendos, no sólo como alumnos sino también como amigos. Con algunos como Chetan o Sidhart, incluso he tenido la suerte de conocer otros lugares cerca de Bangalore. Espero poder seguir manteniendo el contacto en el futuro. Aquí estoy para lo que necesitéis.

…a Marta, una gran persona, una luchadora nata, repleta de ideas e ilusiones, que con su energía y buen humor está convirtiendo una oficina casi desahuciada y solitaria en un centro de verdad. Sigue así porque te lo estás currando y mucho campeona. Y aunque no he tenido casi tiempo de tratarlos, también quería hacer mención a los dos nuevos refuerzos, María y Juanjo. Seguro que lo hubiéramos pasado divinamente juntos. Quien sabe, lo mismo nos volvemos a encontrar. Muchos ánimos en esta vuestra nueva experiencia.



….y, por supuesto, a mi familia india, Dharam, Chamas, Sadchin, Nihar, y también, July, la perra salchicha. Gracias por haberme tratado en todo momento como un miembro más, y ayudarme a conocer algo mejor vuestra cultura. Ah, y por haberme enseñado a hacer chapatis, no lo olvidemos.



Sin todos vosotros seguramente mi estancia aquí no hubiera sido la misma.

Y ahora a ver como sobrellevo el regreso a Delhi. En parte, tengo ya ganas de volver a ver a muchas personas allí y conocer en vivo que ha ido pasando en mi ausencia. De todos modos, hasta el dia 26 no empezaré de lleno con las clases, ya que pasado mañana cojo un tren hacia Haridwar a empezar otro viajecito, esta vez por el norte. En la agenda, el templo de oro de Amritsar, y la visita a Dharamsala, el refugio del Dalai Lama. Más historias a la vuelta pues.

lunes, 10 de agosto de 2009

101 cosas que deberíais saber sobre la India

Esta es la entrada número 101 del blog, así que para celebrarlo he recopilado una lista de 101 datos y curiosidades sobre la India. Muchos de ellos han sido recogidos de internet y algunas guías de viaje, otros son simplemente fruto de la experiencia, y otros muchos son aportaciones de diversas personas, estudiantes y colegas en su mayoría, a las que agradezco su enorme colaboración. Sin vuestra ayuda me hubiera quedado en algo más de la mitad. Espero que lo disfrutéis y que os sea útil a la hora de conocer un poco más este increíble país en el que uno nunca deja de aprender cosas nuevas. Vamos allá:

1- El nombre de India deriva del rio Indo, en la frontera con Pakistán, en cuyo valle se establecieron los primeros habitantes de la península allá por el año 3500 A.C.
2- La capital administrativa es Nueva Delhi, aunque las ciudades más importantes a nivel financiero e industrial siguen siendo Mumbai (anteriormente Bombay) y Bangalore.
3- La bandera india está formada por tres bandas horizontales, de color azafrán (que simboliza el coraje y el sacrificio), blanco (por la verdad y la paz), y verde (por la fe, fertilidad y caballerosidad). En el centro se halla un símbolo budista, dharma chakra, que simboliza la rueda de la vida.



4- India es el séptimo país más extenso de la Tierra, con una superficie de 3.287.590 km² (unas diez veces España).
5- Con unos 1300 millones de habitantes (el 18% de la población mundial), India es el segundo país más poblado (se cree que en 50 años superará a China), y la mayor democracia del mundo.
6- La esperanza de vida es de 63 años y la edad media es 25.
7- El hindi y el inglés son las lenguas oficiales. Aparte, la Constitución reconoce 21 más entre las que se halla el sanscrito, considerada como la madre de todas las lenguas europeas.
8- Los indios de clase media-alta suelen hablar inglés entre ellos, aunque lo más frecuente es que entremezclen frases en inglés con hindi, o cualquier otra lengua local.
9- El voltaje en la India es de 220 voltios. Son muy frecuentes los cortes de corriente, debidos a la falta de agua.
10- La moneda oficial es la rupia. Un euro equivale a unas 60 rupias.
11- En todos los billetes aparece la cara de Gandhi.



12- Hay cuatro estaciones: invierno (enero y febrero), verano (de marzo a mayo), monzón (de junio a septiembre) y periodo post-monzón (de octubre a diciembre).
13- La diferencia horaria con respecto a España es de 3 horas y media más en verano, y 4 horas y media en invierno, ya que aquí no se cambia la hora.
14- El sistema numérico indio tiene dos unidades propias. El lakh (equivale a 100.000 unidades) y el crore (10 millones de unidades o 100 lakhs).
15- India tiene el mayor número de oficinas de correos del mundo, alrededor de 150.000.
16- El servicio de ferrocarriles indio (Indian Railways) es la empresa con más empleados del mundo (casi un millón y medio de trabajadores).
17- Los agentes de policía suele vestir un uniforme color caqui, llevan bigote y un palo de bambú para repartir estopa si hace falta. La gran mayoría son unos corruptos y siempre están abiertos a cualquier tipo de soborno.
18- India proporciona asilo político a más de 300000 refugiados procedentes de Sri Lanka, Tíbet, Bután, Afganistán y Bangladesh, perseguidos por motivos políticos y/o religiosos. El más notable de todos es sin duda el Dalai Lama, el líder espiritual de los budistas tibetanos, que gobierna a su pueblo desde el exilio en Dharamsala.
19- Es difícil distinguir los carteles con las imágenes de los políticos de aquellos con las fotos de los criminales más buscados.



20- La renta media por habitante está alrededor de las 815 rupias (unos 12 euros). Un 35% de la población india vive por debajo del umbral de la pobreza. Por otro lado, más de un millón de indios son millonarios.
21- India fue uno de los países más ricos del mundo hasta que los ingleses la colonizaron.
22- Hasta 1896, India era la única fuente de diamantes del mundo.
23- El sector económico más fuerte es la agricultura, que da trabajo a un 70% de la población activa



24- India es el mayor productor mundial de coco, jengibre, cocos, anacardos, pimienta negra y té, la bebida más popular.
25- Aunque millones de personas en el país viven en la pobreza, en condiciones infrahumanas, India es el mayor consumidor de oro en el mundo.
26- India es una gran potencia en el sector de la informática, exportando software a 90 países. Bangalore, ciudad en la que vivo, es llamada el “Silicon Valley” de Asia.
27- A los indios les debemos la invención del sistema numérico decimal, el concepto de cero y el cálculo del valor del número pi.
28- El ajedrez tiene sus orígenes en India en el siglo VI.
29- El origen de nuestro parchís está en el juego indio parchisi, muy popular entre los emperadores mogoles en el siglo XVI, que utilizaban a bellas doncellas como fichas.



30- El arte de la navegación nació en el rio Indo hace 6000 años. La palabra navegación deriva del sanscrito “navgatih”.
31- La primera universidad del mundo fue establecida en Takshashila, en el 700 A.C
32- El médico indio Sushruta es considerado el padre de la cirugía. Hace unos 2600 años, él y sus ayudantes llevaron a cabo las primeras operaciones de cataratas, cesáreas y cirugía plástica. También, los indios fueron pioneros en el uso de la anestesia.
33- El archiconocido Kamasutra es mucho más que un libro sobre erotismo y posturas sexuales. Es todo un tratado filosófico y psicológico, en el que el sexo es simplemente un medio más para mantener una mente y un alma sana.
34- La danza en la India, más que un espectáculo, se considera un acto ritual. El bailarín o bailarina hace de intermediario entre el hombre y los dioses. Hay seis tipos de danza clásica, y la más popular es la Bharata Natyam.



35- La religión más profesada es el hinduismo, practicada por el 80% de la población. Le sigue el Islam que, con sus 140 millones de creyentes (un 13%) hace de India el segundo país con más musulmanes del mundo después de Indonesia.
36- Se dice que el panteón hindú se compone de 330 millones de divinidades, tanto dioses como diosas, casi tantos como habitantes tiene Estados Unidos.
37- El templo de Vishnu en Tirupathi es el lugar de peregrinaje más grande del mundo con una media de 30000 visitantes al día.
38- Al principio y al final de cada oración, los hindús emiten un sonido ininterrumpido que simboliza la idea de eternidad. Se trata del famoso Om (pronunciado "aum"), cuyo símbolo en forma de tres se puede encontrar en todas partes.



39- Es de lo más normal encontrarse vacas, sagradas para los hindús, errando por las calles, e incluso sentadas en mitad de la carretera. Por lo visto, los tubos de escape de los coches liberan una sustancia en el aire que espanta a las moscas.
40- El siete es un número especial en el hinduismo. Hay siete ciudades consideradas sagradas (la más conocida es Varanasi) y siete ríos, entre los que destaca sobre todos el Ganges
41- La enfermedad más extendida en la India es el tifus, que se contagia sobre todo a través del agua.
42- El loto es muy venerado por los hindús. El centro de la flor se asocia al centro del Universo. Simboliza la belleza y la fuerza, y es considerada la flor nacional.
43- El árbol nacional es el baniano, árbol que se va regenerando a través de sus ramas que echan raíces en la tierra, extendiéndose sin parar. Es por ello símbolo de la inmortalidad.



44- El tigre de Bengala es el animal nacional, aunque actualmente se encuentra en peligro de extinción, con sólo unos 4000 ejemplares vivos.
45- Aunque ya cada vez menos, el sistema de castas sigue ejerciendo una gran influencia en la sociedad india. La casta en la que nace una persona determina, entre otras cosas, el estatus en la comunidad, la profesión y la persona con la que se puede casar.
46- Son habituales las bodas concertadas, especialmente en Rajasthan, donde a veces se arreglan matrimonios entre menores (la edad legal para casarse es 18 años).
47- La dote, cantidad económica que la familia de la novia paga al marido para compensar los gastos de manutención de su esposa, sigue jugando un papel importante en las bodas indias. Cuando esta no es suficiente o no es pagada a tiempo, el enlace suele acabar en tragedia, muchas veces con la muerte de la mujer.
48- Muchas esposas indias nunca dicen el nombre de su marido en voz alta, ya que se interpreta como una falta de respeto.
49- Según la tradición, una viuda se considera gafe, y con frecuencia es rechazada por su familia y por la sociedad.
50- En los funerales es tradicional vestir de blanco, en lugar de negro.
51- El sari, vestimenta tradicional femenina, se compone de una sola pieza de tela, de entre 5 y 9 metros de largo y un metro de ancho, que se enrolla al cuerpo sin necesidad de imperdibles ni botones.



52- Aquí en la India quien no trabaja es porque no quiere o, simplemente no puede por impedimentos físicos o psíquicos. Hay trabajos de todo tipo, desde limpiador de orejas hasta inflador de globos en fiesta de cumpleaños.
53- A la mayoría de indios les encanta mostrar su poder y autoridad. Los superiores tienden a evitar cualquier tipo de trabajo físico, o que ellos perciban como inferior a su “nivel”. Los subordinados no son considerados como iguales y a menudo son tratados con desprecio.
54- El ejército hindú entrena a sus soldados con yoga, para rebajar los niveles de estrés y mejorar su concentración.
55- El punto que suelen llevar las mujeres en la frente se llama bindi, y simboliza el ojo de la verdad, aunque su función hoy día es más bien decorativa. No se debe confundir con el tilak, que es la marca que llevan los hombres (como la que tengo yo en la foto).
56- Hay montones de cruces svastikas por todas partes, y simbolizan la reencarnación perpetua. Nada que ver con el nazismo. Hitler la tomó prestada y le invirtió la posición de los brazos.



57- Según la mitología hindú, se desaconseja dormir con la cabeza dirigida hacia el sur, ya que este punto pertenece a Yama, dios de la Muerte.
58- En hindi se usa la misma palabra (kal) para “ayer” y “mañana”.
59- Antes de entrar a casa de alguien, hay que quitarse los zapatos, como muestra de respeto, muy frecuente sobre todo en el sur. Por supuesto, también hay que descalzarse al entrar a los templos, no solo hinduistas o mezquitas, sino también en algunas iglesias cristianas.
60- La entrada de las casas, en el lugar donde normalmente reposa el felpudo, se suele decorar con una pintura basada en motivos naturales, llamada rangoli. Expresa una cálida bienvenida y hospitalidad.



61- No es fácil encontrar carne (limitado a pollo o carnero) en India, ya que la dieta es esencialmente vegetariana. Se da por hecho que no vais a encontrar ni cerdo ni ternera, aunque aquí en Bangalore hay más de un sitio donde poder cometer sacrilegio.
62- La fruta nacional por excelencia es el mango, que según la mitología hindú representa el amor.
63- Si hay algo característico en la cocina india, es el uso de especias a mansalva. La mezcla de especias se llama masala y está en todas partes, en las ensaladas, las frutas, el yogur, y hasta en los refrescos.
64- El consumo de alcohol no es muy habitual y consumirlo en la vía pública se considera una ofensa.
65- La cerveza india suele contener glicerina como conservante, lo que puede provocar dolores de cabeza.
66- Aunque el uso de los cubiertos está cada vez más extendido, los indios suelen comer con la mano derecha. La mano izquierda está reservada para usos más “impuros”. Tampoco está bien visto aceptar regalos o dineros con esta mano.



67- Dejar comida en el plato al terminar de comer, se considera pecado y ofensivo.
68- Los indios suelen terminar sus comidas mascando una hoja de betel (paan), para facilitar la digestión.
69- El saludo tradicional indio es el “namaste”, pronunciado con una ligera inclinación de cabeza al tiempo que se junta las manos a la altura del pecho.
70- A los indios les encanta preguntar a los extranjeros. La primera pregunta suele ser “Which country?” (¿de qué país?), y la segunda “Are you married?” (¿estás casado/-a?).
71- Cuando los más jóvenes se encuentran con un familiar u otra persona mayor, le tocan levemente los pies como señal de respeto.
72- Las parejas de chico y chica indias apenas muestran signos de afecto en público. Ni un inocente abrazo o un simple beso en la mejilla. Por el contrario, no es raro el ver a dos hombres cogidos de la mano mientras caminan.



73- Ayudar a una mujer a llevar un peso, ofrecerle el asiento en el autobús o ayudarle a bajar, aquí puede ser considerado como un insulto.
74- En India, cogerse los lóbulos de la orejas a la vez es signo de arrepentimiento o sinceridad.
75- Estornudar es signo de mal augurio para los indios, sobre todo cuando se produce en el mismo instante de empezar algo.
76- A los indios les encanta que le tomen fotos. Es bastante habitual sobre todo que los niños te pidan a gritos que le saques una.
77- No es fácil encontrar un servicio público en las calles. Para los hombres, cualquier pared es buena, mientras que las mujeres lo tienen más complicado.



78- Las mujeres indias son muy recatadas a la hora de vestir, y es prácticamente imposible ver alguna minifalda o escote. En cambio, no es raro ver hombres en taparrabos y sin camiseta.
79- Se considera bastante ofensivo pisar a alguien, incluso accidentalmente. Tampoco está bien visto tocar cualquier cosa con los pies, especialmente libros.
80- Para disculparse, en lugar de decir “lo siento”, por ejemplo cuando te pisan, los indios tocan brevemente tu hombro y en el mismo movimiento y con la misma mano, se tocan la frente.
81- La gente suele ser bastante respetuosa con los extranjeros, a veces demasiado. Es bastante normal oír que te llaman “sir” o “madam” en el caso de las chicas.
82- Hay controladores de metal a la entrada de todos los grandes almacenes, y muchos otros lugares públicos, como templos e incluso algunos mercados al aire libre, pero nadie se preocupa si algo suena. El vigilante de turno suele estar echando una siesta.



83- Tener un número de móvil indio es una pesadilla, al menos en Bangalore. Al día te llegan como mínimo diez llamadas de publicidad y otros tantos mensajes de SPAM.
84- Los indios no usan auriculares para oír música en sus móviles o radios. Es preferible que todo el mundo alrededor escuche lo que están oyendo, cuanto más estridente y ruidoso mejor.
85- En muchos lugares públicos (como transportes, cines, etc), hay un espacio reservado para las mujeres, para evitar así sentirse acosadas o incómodas cerca de los hombres.
86- Es complicado ver una cola de gente, uno detrás de otro. Es normal encontrar a 3 personas a la vez en la ventanilla de los tickets, y el resto detrás intentando colarse. No sé entonces de donde viene la expresión “fila india”.
87- Para expresar un “si”, los indios mueven la cabeza de un lado a otro, y a veces parece que te están diciendo que “no”, lo cual desconcierta (en especial cuando eres profesor de español y preguntas a los alumnos “¿habéis entendido?”).
88- En las calles no existen apenas aceras, y si las hay suelen estar llenas de agujeros y basura. Es casi más seguro y cómodo caminar por la calzada, como suele hacer todo el mundo aquí.



89- La gran mayoría de conductores de “autorickshaw”, una especie de triciclo motorizado que abarrota las calles de las ciudades, son unos estafadores y casi nunca ponen el cuentakilómetros. Aparte, por norma, es muy raro que lleven cambio encima.
90- Si un “autorickshaw” se sale bruscamente del tráfico y se abalanza hacia ti, no es que te quiera atropellar, es simplemente su particular forma de ofrecer sus servicios.
91- Los autobuses raramente paran totalmente para que los pasajeros se suban o bajen, a no ser que haya personas mayores o mujeres. La gente se baja y sube con el vehículo en marcha. No suelen llevar puertas y, si las tienen, van siempre abiertas.
92- Hay que andarse con mucho ojo por las calles indias si se va a pie. Cualquier vehículo puede aparecer por CUALQUIER PARTE.
93- Los indios son unos genios a la hora de aprovechar el espacio de los vehículos. Es habitual el ver a tres o cuatro, cabras incluidas a veces, en la misma moto, o gente subida al techo de autobuses, trenes, etc.



94- Si preguntas en la calle por alguna dirección, es posible obtener hasta tres diferentes itinerarios de los transeúntes. La gente prefiere decirte lo que sea, antes que admitir que no sabe donde está lo que buscas. Si te dicen que está a 5 minutos a pie, prepárate para andar unos cuantos kilómetros.
95- Los camiones y otros vehículos pesados suelen llevar una placa detrás en la que reza “blow horn”, o “horn please” (toque el claxon, por favor). La gente suele conducir de oídas más que usando los retrovisores.
96- Cruzar una calle en India es toda una aventura. Los pocos pasos de cebra que hay están de adorno, y los semáforos son casi inexistentes, y en ocasiones algo ambiguos.



97- Bollywod, con sede en Mumbai, es la industria cinematográfica más grande del mundo, produciendo una media de 1000 películas al año.
98- Las películas de bollywood suelen durar una media de 3 horas, con un intermedio de 5 minutos. Más de un tercio del metraje de una película de bollywood se va en danzas y coreografías absurdas, y casi nunca aparece un beso romántico en pantalla.
99- Introducido por los ingleses, el cricket es el deporte más popular, aunque se considera el hockey sobre hierba el deporte nacional.
100- India no consiguió su primera medalla de oro a nivel individual en unos Juegos Olimpicos hasta el 2008, con Abhinav Bindra en la prueba de tiro con rifle de aire.
101- La selección de fútbol de India sólo ha conseguido clasificarse una vez para un mundial, el de Brasil de 1950, pero no les dejaron participar porque los jugadores querían jugar descalzos, no con botas.





Gracias a todos, una vez más, y ahora repetid conmigo....¡VIVA LA INDIA!

miércoles, 5 de agosto de 2009

Con las manos en la masa

Una de las ventajas de convivir con una familia india, aparte de un acercamiento más profundo a la cultura del país, es la de conocer la gastronomía y platos típicos desde la misma cocina, teniendo el privilegio de poder participar en su elaboración. Ayer por fin me aventuré a hacer chapatis, un tipo de pan hecho con harina integral y sin levadura, muy popular en la India. En todo momento conté con la colaboración de Chamas, mi madre india, que me fue guiando a lo largo de todo el proceso. A continuación, os explico los pasos necesarios por si alguien se anima a intentarlo.

En primer lugar, en un bol se mezcla harina de trigo con agua y sal, y un poquito de aceite de girasol hasta conseguir una masa bien consistente. Es importante ir añadiendo el agua poco a poco, sin pasarse. El aceite se añade al final.





A continuación, se va cogiendo bolitas de un puño de grande, y las aplastamos y estiramos con un rodillo. Esta es una parte esencial, la de darle forma al chapati. Normalmente, esta suele ser redondeada, aunque Chamas los suele preparar cuadrados. Tras amasar un poco, se pliega la masa cuatro veces hasta formar un cuadradito, que se embadurna en harina para evitar así que se quede pegada al rodillo, y se sigue estirando hasta conseguir la forma deseada. Tras ello se rocia el chapati con un poquito de aceite, y se coloca en una placa de hierro (llamada aquí tawa) previamente puesta al fuego.







Se cocina cada lado unos 3 o 4 minutos, a fuego medio. Cuando veamos que empiezan a salir bultitos en la superficie, se le da la vuelta con una espatula. Con la misma, se presiona levemente los lados para ayudar a que se infle un poco. Cuando esté bien dorado, se retira del fuego y ya está, listo para comer.


He aquí mi primer chapati, "shameless" (amorfo) como bien evaluó Chamas, pero comestible al fin y al cabo.

Me lo pasé genial con esta experiencia. Llevaba ya un montón de tiempo sin cocinar, y me he animado a seguir haciéndolo. Mi próximo objetivo: hacer paratha, que es la misma masa, pero rellena con un revuelto de patatas, coliflor y otras verduras, y cocinada con mantequilla.


Por último, la mejor parte: saborearlo con un buen curry.

sábado, 1 de agosto de 2009

Pondicherry, el descanso del guerrero

Algo tocado después del empacho de templos y con una necesidad apremiante de relax y reposo, llegué a Pondicherry, antigua colonia francesa y clásico centro de veraneo. Una tranquila localidad en la costa de la bahía de Bengala, con mucho encanto, donde no se percibe tanto barullo y caos como en otras ciudades indias, y donde la gente se toma la vida con más calma. Sin duda, el lugar que estaba buscando para poner fin a mi viaje por tierras sureñas.


Vista del paseo marítimo

La mañana del último día la pasé tirado en una playa prácticamente desierta, en el distrito de Auroville, a unos 8 kilómetros de Pondicherry. Un sitio paradisiaco en el que disfrutar de un merecido descanso. No había apenas gente, salvo una familia con pinta de occidentales, un socorrista colocado, y un curioso bañista procedente de Calcuta, que estuvo un rato charlando conmigo antes de irse a meditar a la orilla. Tras un rato metido en el agua, el tipo volvió a la ciudad, declarando que “una hora al día es bastante”. Yo, por supuesto, decidí quedarme algo más. Se estaba fenomenal allí, la verdad.





Llegó un momento en el que me apeteció tomarme una cervecita fresca y algo de picar, así que me puse a caminar por la playa, en busca de un chiringuito, quiosco o algo similar. Después de más de una hora andando por la orilla, no vi nada más que perros, cuervos y pescadores, algunos faenando con sus barcas, otros simplemente defecando tranquilamente, a la espera de olas con las que enjuagarse el ojal. Me di cuenta que aquello no era Fuengirola precisamente, así que decidí separarme del mar y adentrarme en el pueblo, hasta que finalmente di con un hotelillo donde pude repostar. Aquella birra después de la caminata me supo a gloria.





Ya de regreso a la ciudad, con el lomo tostado, y tras una buena siesta (creo que la segunda que me echo desde que estoy en la India), me di una vuelta por las calles, donde se pueden descubrir aun muchos vestigios coloniales. Los franceses se establecieron aquí durante 50 años, y su huella se aprecia en algunos elementos, como el nombre de las calles o la vestimenta de los policías, con gorros rojos. Incluso es frecuente oír hablar francés entre la gente, tal y como ocurre con el inglés en la mayor parte de India. Pero lo mejor que pudieron dejar los franceses a su paso, fue la influencia en la cocina. Hay cantidad de buenos restaurantes en Pondicherry, donde es posible saborear exquisitos platos europeos por un módico precio. Recomiendo la terraza del Hotel Aristo, por ejemplo, o el Rendezvous.





Aparte de por sus playas y su ambiente colonial, Pondicherry es famosa por ser el lugar donde Sri Aurobindo, famoso líder espiritual indio, construyó su ashram (centro de meditación y aprendizaje). Aquí es donde descansan sus restos junto a los de "La Madre", una mujer francesa que fue su mayor discípula. Hoy día, el centro promueve diversas actividades culturales y educativas, y sirve de alojamiento a miles de personas al año, que llegan en busca de retiro espiritual. Tras pasar por aquí, me dirigí al paseo marítimo para apurar mis últimas horas antes de coger el autobús que me llevaría de vuelta a Bangalore. Sentado en una roca del malecón, enfrente del mar, hubiera deseado que el tiempo se parara en ese instante. La amarga sensación de que el viaje tocaba a su fin.





Me sentí contento de haber elegido Pondicherry como última etapa. Era lo que me venía haciendo falta, y por mí no me hubiera importado estar un par de días más allí tirado a la bartola, pero había que volver al tajo. Atrás queda una nueva aventura para recordar, corta pero intensa. La siguiente será una vez que vuelva a Delhi, el 19 de agosto, recorriendo las faldas del Himalaya hasta llegar a Dharamsala, la residencia del Dalai Lama. Pero hasta entonces aún me quedan una par de semanas más para seguir disfrutando de Bangalore, su buen tiempo, sus baretos, y su buena gente. Echaré de menos esta ciudad.