lunes, 17 de agosto de 2009

Hasta siempre Bangalore

Dicen que lo bueno se acaba rápido, y en el caso de mi experiencia aquí en Bangalore, puedo dar fe de que es así. Mañana llegó el momento de partir y volver a Delhi. Atrás dejo más de tres meses de estancia en una ciudad que me ha acabado por cautivar, a pesar de que mi primera impresión no fue muy buena que digamos (de hecho hasta me planteé volver a Delhi cuanto antes). En general, la experiencia ha sido bastante positiva y siempre agradeceré el que me dieran la oportunidad de venir aquí, dejando la calurosa y agobiante Delhi, justo en el momento en que más harto estaba de estar allí. Más de una vez he pensado si habría podido aguantar todo el verano aquí si ese cambio de aires no se hubiera producido. Imagino que si, pero dudo mucho que alcanzara el bienestar que he disfrutado en Bangalore. Las principales claves:

- Un tiempo genial, excelente, con temperaturas que no han subido de los 30 prácticamente. Ha sido el verano más fresco y agradable que he pasado nunca (exceptuando los vividos en Lituania, claro está).
- El hecho de haber convivido con una familia india, lo que ha supuesto un acercamiento más profundo a la cultura local, y un disfrute pleno de su gastronomía. Mi estómago lo ha agradecido, la verdad.
- La posibilidad de poder salir de copas con más facilidad que en Delhi, a pesar de que los bares cierran a las 23:30. Al menos ya puedo decir que he salido de cervezas en India, cosa que en la capital apenas había hecho en 7 meses.




Pero no todo ha sido color de rosa durante este periodo. Ha habido también momentos de bajón, sobre todo al principio. El pasar de tener el trabajo a dos minutos a pie, a tener que desplazarme cada día 14 kilómetros entre ida y vuelta, montado en un autorickshaw, en mitad de un tráfico igual o peor que Delhi, no es para sentirse contento. Además, se puede decir que me ha costado meses acostumbrarme a los ladridos de cierto perro que cada mañana a eso de las 5 y media, me ha desvelado, durmiendo una media de 5 o 6 horas al día. Aunque todo esto al final se quedan en pequeños detalles, meros obstáculos cotidianos que uno tiene que superar, aquí y en cualquier parte del mundo. Es inevitable.


Mirad como duerme el condenado

No quería cerrar esta entrada sin antes dar las gracias a todas esas personas estupendas que he ido conociendo por aquí en estos meses, por todos los buenos momentos que me han hecho pasar, sus ánimos y su inmejorable compañía….

….a todos los estudiantes, tanto míos como de otros grupos. Me lo he pasado genial en las clases con vosotros y sois los que más me habéis motivado en el día a día, manteniendo mi ánimo alto y optimista. Sois tremendos, no sólo como alumnos sino también como amigos. Con algunos como Chetan o Sidhart, incluso he tenido la suerte de conocer otros lugares cerca de Bangalore. Espero poder seguir manteniendo el contacto en el futuro. Aquí estoy para lo que necesitéis.

…a Marta, una gran persona, una luchadora nata, repleta de ideas e ilusiones, que con su energía y buen humor está convirtiendo una oficina casi desahuciada y solitaria en un centro de verdad. Sigue así porque te lo estás currando y mucho campeona. Y aunque no he tenido casi tiempo de tratarlos, también quería hacer mención a los dos nuevos refuerzos, María y Juanjo. Seguro que lo hubiéramos pasado divinamente juntos. Quien sabe, lo mismo nos volvemos a encontrar. Muchos ánimos en esta vuestra nueva experiencia.



….y, por supuesto, a mi familia india, Dharam, Chamas, Sadchin, Nihar, y también, July, la perra salchicha. Gracias por haberme tratado en todo momento como un miembro más, y ayudarme a conocer algo mejor vuestra cultura. Ah, y por haberme enseñado a hacer chapatis, no lo olvidemos.



Sin todos vosotros seguramente mi estancia aquí no hubiera sido la misma.

Y ahora a ver como sobrellevo el regreso a Delhi. En parte, tengo ya ganas de volver a ver a muchas personas allí y conocer en vivo que ha ido pasando en mi ausencia. De todos modos, hasta el dia 26 no empezaré de lleno con las clases, ya que pasado mañana cojo un tren hacia Haridwar a empezar otro viajecito, esta vez por el norte. En la agenda, el templo de oro de Amritsar, y la visita a Dharamsala, el refugio del Dalai Lama. Más historias a la vuelta pues.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias me ha gustado tu experiencia ahora estoy en India de vacaciones por segunda vez y es emocionante