martes, 10 de marzo de 2009

Udaipur, la ciudad de los lagos

En un escenario de película, rodeada de colinas, bañada con dos lagos, con calles estrechas, rebosantes de vida y escenas cotidianas, se halla Udaipur, uno de los lugares más visitados de la India, tanto por locales como por extranjeros. Sin llegar a fascinarme tanto como Jaisalmer, la visita me dejó un buen sabor de boca, y es de estos lugares a los que tengo que volver en un futuro no muy lejano, pero con la persona que quiero. Y es que, cuesta no acordarse de ella recorriendo tan romántico lugar.

Antes de iniciar la visita por los principales puntos de la ciudad, Jitendra me llevó en moto por los alrededores, a visitar su pueblo natal, a unos 20 kilómetros. Una experiencia sin par a través de la India rural. Previamente, habíamos visitado la escuela donde trabaja su padre. Son por estas cosas alternativas, por las que se agradece el contar con alguien local, todo un privilegio y una gran fortuna.







El principal monumento de Udaipur es el City Palace, el palacio más grande de todo Rajasthan, al que decidí no entrar por varios motivos. Primero, porque prefería pasar más tiempo al aire libre, disfrutando de tan estupendo día, no me apetecía mucho recorrer pasillos atestados de lujos y opulencias. Y segundo, porque quería dejar algo para una más que probable vuelta. Así que, pasamos del tema y nos decantamos por verlo desde el lago Pichola, por el cual hicimos un crucero de media hora. Genial, dan ganas de pasarse una tarde entera allí flotando. En el medio de lago, se encuentra el hotel Lake Palace, construido enteramente en mármol blanco. Uno de los más famosos (y caros) de la India.


Vista del palacio desde el lago




El hotel Lake Palace

Tras el fantástico paseo en barca, hicimos una pausa para refrescar el gaznate en el Mayur Cafe, desde donde se aprecian unas vistas inmejorables del templo Jagdish. Este magnifico santuario está dedicado a Vishnu, el preservador del Universo, y está rodeado por pequeños templetes dedicados a otras deidades. Todos sus muros están exquisitamente esculpidos con relieves de bailarines y músicos variados, y alguna que otra postura del Kamasutra.
En los alrededores del templo existen decenas de tiendas de artesanía, donde encontrar estupendas miniaturas, la especialidad local, hechas en seda, papel e incluso en mármol.




Interior del templo


Reposando bajo el elefante...


... o sobre él

Conectado al lago Pichola, está el Fateh Sagar, también artificial como el primero, a lo largo de cuyas orillas estuvimos dando un paseo. Este lago contiene tres islas. Una de ellas acoge el mejor observatorio solar de toda Asia.



Ya al caer la tarde, y para terminar la visita, echamos un vistazo a los jardines de Sahelion-Ki-Bari, muy bonitos y bien cuidados, en cuyo interior hay una especia de pabellón dedicado a la ciencias, con algunas cosas bizarras, como reptiles embalsamados o espejos deformadores, como los de las ferias.


Estanque central

Y al anochecer, cena con la familia de Jitendra, con la que disfruté de una magnifica velada, muy divertida y animada, a pesar del mal rato por tener que abstenerme de comer, entre insistencias y ánimos de la madre. Y es que por esa noche, preferí ahorrar a mis intestinos de una mal rato. Llevaba ya demasiada comida rajasthani encima, y los efectos se empezaban a notar. Así que nada, mucho líquido, y a la cama, a coger fuerzas para la aventura del día siguiente.

Vuelvo a concluir con palabras de gratitud, esta vez para Jitendra y familia, que se portaron fenomenalmente conmigo, y a los que aseguro que volveré a ver en el futuro, sin ninguna duda, pero esta vez acompañado, como todo el mundo desea. Aquí os dejo los datos de Jitendra, que ya está empezando a hacer sus pinitos como guía turístico. Os puedo garantizar que no os va a defraudar:

E-mail: jitendra.s.shaktawat@gmail.com
Teléfono: 9829156794

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