Hace justo una semana se celebró en Delhi y en toda la India, uno de los festivales más populares junto con Diwali (finales de octubre), el festival de Holi. La gente celebra este día embadurnándose unos a otros con polvos de colores y lanzándose cubos de agua, también con colorante. Por suerte, se suelen usar productos naturales, no tóxicos, aunque hay casos en los que a la peña se le va la cabeza y utiliza pintura acrílica. En mi caso, bastaron un par de lavados para dejarme limpio e inmaculado, aunque aun, tras una semana, me quedan algunos resquicios de pintura en las uñas de los pies (menos mal que el rosa no me sienta nada mal).
El día oficial fue el miércoles 11, sin embargo la gente empieza a pintorrearse y a lanzar globos de agua desde los balcones un par de días antes. La ciudad se vuelve loca por unos días y todo se llena de colores. En mi oficina no podíamos ser menos, como no
La filosofia de la fiesta: tú me pintas a mí...
... yo te pinto a tí
Existen muchas leyendas en torno al origen de esta celebración. Una de las más populares cuenta que Lord Krishna coloreó a su amada Radha para demostrarle su amor. Este gesto se hizo muy popular y se convirtió en tradición. También es una fiesta asociada al inicio de la primavera y la oración a los dioses para garantizar una buena cosecha y fertilidad.
Pobre Gaurang, como lo dejamos
Que mamones
Sea cual sea el origen, la fiesta de Holi supone una explosión de alegría y buen humor para todo el mundo, y un buen momento para sacudirse algunos tabúes sociales y culturales. Un buen ejemplo de esto, es el consumo generalizado del bhang en este día. Se trata de un preparado elaborado con hojas y cogollos de cannabis, que se suele beber mezclado con almendras, leche, azúcar y especias.
Un vaso de brebaje mágico sujetado por un colega cuya identidad mantendré en el anonimato
Para ser fiel a la tradición (mamá, no leas esto), no tuve más opción que beberme un vasito antes de empezar la batalla de pintura. Más que nada lo hice, claro está, por respeto a las culturas y costumbres locales :) Los efectos posteriores, ya os los podéis imaginar. Se empieza por una euforia generalizada y desmedida, en la que todo el mundo está de un buen rollo impresionante y te ríes por cualquier cosa. Después de unas tres horas o así, empieza la bajada. A partir de aquí, hay varias opciones. O bien, sigues haciendo el gamba, o bien caes en redondo (como les pasó a algunos), o lo mismo te entra un hambre atroz, como me ocurrió a mi, y te comes hasta las guindillas.
Un morado al año no hace daño
A algunos no les sentó muy bien el viaje
Al llegar a casa me duché y, tras una siestecita de tres horas, me levanté como nuevo, aun con restos de pintura en varias partes de mi cuerpo, con una sensación estupenda. Y es que, a decir verdad, es el primer fiestón de este tipo que me pego desde que estoy en la India. Es lo que tiene Holi. Ya era hora, no todo iba a ser visitas a monumentos y viajes por caminos imposibles. Un desfase de vez en cuando tampoco viene mal.
lunes, 16 de marzo de 2009
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2 comentarios:
jejejejeje como me ha gustado la entrada, es super divertido!!! pero ya te vale a ti con el brebaje de cannabis! con razon acabaste MORAOOOO...morao,azul,rosa y de todos los colores, se empiezan con tres rayitas en la cara y se acaba como tu, bañado de arriba a abajo! q guay...y estaba bueno eso que te bebiste??? si quieres te lo preparo como bebida de bienvenida!
Me alegro que te lo hayas pasado bien y que el efecto en ti haya sido el hambre y no el sueño porque vaya pintas esos ahi to tiraos!!!!!
besosssss
La verdad es que tenía un sabor rarillo,pero me recordaba a la horchata casera, esa que preparaba la tita Magdalena.Si te curras unos vasitos no estaria mal.
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