miércoles, 5 de noviembre de 2008

Pushkar

Mi última etapa en mi primera incursión en el Rajasthan, la pasé en Pushkar, un pequeño pueblo totalmente blanco, a 12 kilómetros de Ajmer, situado al borde un lago (sagrado para los hindús), y al pie de las montañas. Un lugar con encanto, que merece la pena visitar, aunque esté plagado de turistas, neo-hippys en plena búsqueda existencial y vendedores a la caza del incauto (por desgracia, lo que más abunda, junto a las vacas).





La calle principal, donde se concentran la mayoría de las tiendas, es el horror. Como digo, cada 10 metros caminados te sale un vendedor al paso preguntándote "Where are you from? (¿de dónde eres?". En cuanto le decía que era de España, empezaban con su retahila de palabras aprendidas a saber donde…"hola amigo..soy Miguelito..chocha (?)…calamar…" La primera vez hace gracia, la segunda raya, y a la tercera es cuando empecé a decirle que era de Lituania. Esto en si, supone una estrategia distractora, ya que en los segundos que tardaban en ubicar donde está ese país, me daba tiempo a escabullirme.


Monos también hay unos cuantos

A pesar de todo, como digo, Pushkar tiene bastante encanto y una particularidad: es la única ciudad en el mundo donde existe un templo consagrado a Brahma, el Creador, primer dios de la Trinidad hindú. Cuenta la leyenda que Brahma estaba esperando a su esposa Savitri para una ceremonia, en la que hacía falta la presencia de una mujer. Como la susodicha tardaba más de la cuenta (que extraño, una mujer que hace esperar), Brahma perdió la paciencia y se casó con una chica de Pushkar. Presa de la ira, su legitima esposa rechazó a Brahma y juró que no se volvería a adorarse ni a celebrarse culto en ningún otro lugar de la India. El templo no está mal, pero no dejan hacer fotos dentro, así que me tuve que conformar con esta:



Pero sin duda, el mayor atractivo del pueblo no es otro que el lago y sus aledaños, donde los hindús suelen realizar su baño sagrado por la mañana. En esta zona fue donde me tiré la mayor parte del tiempo, hasta caer la tarde. Fantástico lugar.





Ojo, porque cerca de las orillas es donde se concentra la crem de la crem de los timadores de Pushkar. De vez en cuando, os vendrá algún energúmeno con un puñado de pétalos en la mano, invitándoos a que los tiréis al lago, siguiendo un supuesto ritual de la suerte y otras patrañas, a cambio de una ofrenda. Por supuesto, pasad de él.



Si queréis evitar pelmazos, la mejor parte para relajarse cerca del lago, es justo después de pasar la calle principal, antes del templo de Brahma, cruzando el puente (donde tendréis que descalzaros), hasta llegar a las escalerillas delante del Sunset Café. Aquí es donde se juntan los neo-hippys y "perroflautas" con sus malabarismos, cariocas y demás parafernalia. Un sitio ideal para contemplar la puesta de sol. Eché de menos una birrita, pero el alcohol está terminantemente prohibido en el pueblo.


El puente y las escalerillas al fondo





Ahora que, si de verdad queréis disfrutar de la zona, daros un paseito a primeras horas de la mañana, con los primeros rayos de sol en el horizonte. Sólo veréis vacas y gente que baja a darse su baño sagrado. Nada de turistas ni comerciantes dando la vara. Además, la luz es idónea para hacer fotos como estas:







Por último, una recomendación para los que andáis con lo justo, como yo. El mejor sitio para comer: OM Shiva Restaurant (cerca de Subset Café). Ofrecen buffet libre vegetariano, desayuno, almuerzo y cena. Por 75 rupias (un euro y poco) podéis comer hasta que os hartéis. Me vino de lujo para desayunar bien y así aguantar la paliza de 10 horas en bus hasta Delhi.

4 comentarios:

polvora dijo...

""Where are you from? (¿de dónde eres?". En cuanto le decía que era de España, empezaban con su retahila de palabras aprendidas a saber donde…"hola amigo..soy Miguelito..chocha (?)…calamar…" La primera vez hace gracia, la segunda raya, y a la tercera es cuando empecé a decirle que era de Lituania. Esto en si, supone una estrategia distractora, ya que en los segundos que tardaban en ubicar donde está ese país, me daba tiempo a escabullirme.""

Que gracia que me ha hecho esto,jejejeje, osea ahora has pasado a ser de Lituania, buena tactica! A mi lo que me decian era..."viva el barça" "que pasa nen" "yesooooooo" "raro raro raro" para mearse, jejejejeje

Oye los monos que? que van por ayi como pedro por su casa? comprate uno ya hombreeee, ya estas tardando!

Las fotos preciosas!

Pakonas dijo...

Que va tia, paso del mono, al menos ahora. Dentro de poco viene otro profesor de español a vivir en mi apartamento, así que a ver donde lo meto. Además, me han dicho que algunos tienen muy mala leche (los de Pushkar la tenían por lo menos).

Alfonso dijo...

Te han quedao muy bonitas las afotos. Yo en Pushkar quedé hasta los güevos de cazaturistas, etc. Tuve alguna experiencia divertida (como conté en http://indianosespera.blogspot.com/2007/08/pushkar.html), pero también una desagradable, que enseguida relataré.

En cuanto a los pinitos lingüísticos de los indios, no sé cómo será este año, pero el año pasado estaba de moda el "hola hola caracola, mira mira cachemira", que, efectivamente, la primera vez te hace gracia, pero luego ninguna. Era como un resorte: "Wer ar yu from?" - "From Spain" - "Aahh, Espén! Nais cantre". Yo al final acabé inventándome un país cuyo nombre ya ni recuerdo (bien podría ser "Liboria" o "Hillyland" (de "gili"), pero el truco de poco sirvió, porque, según ellos, también era "very nais".

Y sí, los monos de Pushkar tienen malas pulgas, te enseñan unos colmillacos que dan miedo...

En cuanto a la aventura que decía, lo que me pasó fue que un día, junto al lago, me vino un chavalín harapiento a pedir "ten rupees". Le dije que no, pero que le podía comprar algo de comer. Eché un vistazo alrededor y lo primero que vi fue un puesto con barritas de chocolate, etc., así que pensé en comprarle una, pero el vendedor, al ver que el guiri quería hacer la buena acción del día, me pidió un pastón por la barrita (ya no recuerdo cuanto, pero por lo menos cinco veces su valor). Pasé de él y me fui a un carrito de plátanos y le compré un manojo. Entonces apareció corriendo un montón de niños que me rodearon pidiéndome plátanos y tirándome de la bolsa de la cámara. Les compré dos plátanos por cabeza y me piré lo antes posible. Al rato me vino el primer niño a pedir más. Yo le dije que vaya morro que tenía, que ya le había comprado suficiente. A lo que él me señaló con el dedo a una niña que había a lo lejos. Tendría unos doce años, pero tenía, lo juro, cara de mala. Mi memoria ahora la representa como una bruja con los ojos malignos entornados y los dedos como garras. El chaval me dio a entender que se trataba de la cabecilla del grupo y que había tenido que entregarle el botín. Me lo llevé tras una esquina, le di dos plátanos más y le dije que lo que hiciera con ellos ya no era mi problema. Para mí fue una escena triste y dura. Me hizo sentir que ni siquiera mi modesta ayuda económica inmediata tenía ningún sentido. No pretendo cambiar la realidad de la India y tengo claro que mi paso como turista no puede dejar allí nada bueno aparte de dinero (carezco ya de ilusiones acerca del intercambio cultural, al fin y al cabo yo pertenezco al mundo colonizador, que no les interesa más que como fuente de ingresos: en aras de no sé qué justicia pretenden extraer de nosotros cada céntimo que históricamente les hemos rapiñado), pero es que ni siquiera ese dinero sirve para lo que debería...

Sí, esa es una de mis reflexiones pesimistas acerca de la India que yo viví, la India para turistas. Espero que tu experiencia sea diferente. Y espero también poder volver algún día a ese país para modificar mi impresión, pues me quedé con mal sabor de boca.

Un abrazo, campeón, y perdona por saturarte esta página.

Pakonas dijo...

Que vas a saturar, hombre :) Agradezco de verdad este tipo de comentarios tan ilustrativos. Ayudan mucho a entender la realidad india. De hecho, tu blog ha sido una de las herramientas de información que más he utilizado para estar al tanto de lo que me iba a encontrar. Está muy bien redactado y es bastante descriptivo.

La verdad es que la realidad es dura, y que cuesta que te dejen de ver como a un monedero con patas. En mi caso, al menos en mi circulo de estudiantes y profesores, la cosa cambia. Es en este ambiente, en el que mi motivación para aprender la lengua y otros rasgos culturales se refuerza.

Creo que si te tomaras un tiempo enseñando aquí, tu visión podría cambiar en cierto modo.

Un abrazo figura!!