En esta entrada no voy a hablar ni de templos, ni dioses, ni monumentos, ni danzas ancestrales.. ni tan siquiera de comida. En estos días, en los que tanto por cantidad de trabajo como por horarios, apenas tengo tiempo para escaparme por ahí, toca deleitarse con hechos tan aparentemente triviales como, por ejemplo, cortarse el pelo en una peluquería. Una actividad de lo más cotidiana, pero que supone todo una experiencia para los que venimos de fuera.
Esta vez el que se aventuró fue Antonio, pero después de lo que bien que lo pasamos y el buen rollo que se respiraba allí, creo que tengo que animarme al menos un día también yo, al menos para que me repasen la perilla (ya que de arriba tienen ya poquito que hacer..)
Una pequeña muestra de la decoración del garito, tan sensacional como bizarra, como en casi todas partes por aquí.
El peluquero se lo pasó en grande..tengo que imprimirle y darle esta foto. No tiene desperdicio.
Y para terminar, un masaje capilar de los buenos.
Un secado y listo. El jefecillo del fondo (que si os habéis dado cuenta, siempre tiene la misma pose) quiso también a apuntar a su hijo al espectáculo.
Y antes de pirarnos, una foto de familia. ¡Hasta otra!
miércoles, 19 de noviembre de 2008
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4 comentarios:
si tienes güevos dile que te afeite a navaja 8-)
Te prometo que cuando me afeite la perilla antes de irme de aqui, lo hago, pero en la calle. Ya que nos arriesgamos, lo hacemos de verdad :)
lo que yo te digo TAS PALLA!!!!, pero ya te has atrevido un poco y te ha dejado divino de la muerte!!!
Que apañao tu novio, te doy el visto bueno, pero recuerda que en la India no te puedes casar
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