Esta semana he hecho mi primera escapada fuera de la ciudad desde que estoy aquí, gracias a Chetant, uno de mis estudiantes, que me propuso ir en moto hasta Mysore, a unos 130 kilómetros de Bangalore. Es la segunda ciudad del estado de Karnataka, y es famosa entre otras cosas por ser una de las principales productoras de incienso de la India. Por el camino hicimos varios altos, visitando algunos puntos de interés, como por ejemplo, Srirangapatnam, antigua fortaleza construida en una isla del rio Cauvery, rodeada de un formidable entorno natural, donde aún quedan varios edificios de importancia histórica y religiosa, como el templo de Ranganatha, uno de los principales lugares de culto de los seguidores del dios Vishnu.
Subiendo río arriba, a unos tres kilómetros, se encuentra la reserva de pájaros de Ranganathittu, que acoge a docenas de especies de aves acuáticas, desde cormoranes hasta cigüeñas, pelícanos y diferentes tipos de garzas, llegadas de diferentes latitudes. Una delicia de sitio. Es posible adentrarse en el río mediante un paseo en barca, muy corto (unos 20 minutos), pero suficiente para contemplar gran parte de la fauna del lugar, a la que hay que sumar zorros voladores y algún que otro cocodrilo deambulante.
Llegamos a Mysore al mediodía y para empezar la visita, subimos hasta la colina de Chamundi, coronada por el templo de Sri Chamundeswari, en honor de la diosa que da nombre al promontorio. Un poco más abajo, se halla una impresionante estatua de Nandi, el toro que sirve de montura al dios Shiva, una de las más grandes en India, y que recibe la visita de miles de peregrinos al año.
De vuelta a la ciudad, decidimos ir directos al parque zoológico, uno de los más antiguos y, al mismo tiempo, de los mejores preservados del país. La visita merece la pena, aunque más que con los animales (que a decir verdad, me produce bastante pena el verlos enjaulados) disfrutamos descojonándonos con el repertorio de carteles y avisos, a cual más hilarante. Esto es tan solo una pequeña muestra:
Cuidado con saltar a la fosa del tigre: no sólo te expones a que te arranque un brazo de un zarpazo, sino que después te llevan al cuartelillo por molestar al pobre animal e intentar enfermarlo con tu carne.
Si huelo peste es porque soy un pajaro y como pescado, ojo.
La tarde empezaba a llenarse de espesos nubarrones que avecinaban un buen chaparrón, asi que decidimos iniciar el regreso, no sin antes hacer una breve parada en las puertas del inmenso palacio del maharajá, la principal atracción de Mysore, para hacernos la foto de rigor. El punto final de un estupendo viaje en el que no sólo he tenido la oportunidad de descubrir nuevos rincones de la región, sino de conocer un poco más a una magnifica persona y amigo como es Chetant. ¡Muchas gracias de nuevo, campeón!
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2 comentarios:
Vaya viaje más chulo, lo de los carteles del ZOO lo mejor, no sabía yo que la carne humana era tan tóxica como para enfermar a un tigre xDD
Besos!!
Raquel (Selene)
Bueno, imaginate si lanzan a Berlusconi o alguien de su calaña. Pobre tigre :(
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