domingo, 14 de junio de 2009

El templo de Nandi y alrededores

Uno de los templos más visitados y, también más antiguo de Bangalore, es el santuario dedicado a Nandi, el toro sagrado que según la mitología hindú, servía de montura y hacia las veces de guardián de la morada del dios Shiva. En este popular monumento, situado en el distrito de Basavangudi, fue donde Marta y yo empezamos nuestro recorrido el pasado viernes, dispuestos a patearnos lo que fuera.

Lo más destacable del templo es la enorme estatua de Nandi, de unos 5 metros de alto y 6 de largo, esculpida a partir de una sola pieza de granito. Dice la leyenda que el toro no paró de crecer y crecer hasta que a alguien se le ocurrió clavarle un tridente en la frente. Algo más creíble es la historia que sostiene que el templo fue edificado para espantar a un toro que se dedicaba a arruinar la cosecha de los locales. La construcción tuvo el efecto deseado, y la bestia se fue por patas, así que desde entonces los campesinos celebran un festival cada año como muestra de gratitud.





A poca distancia del templo de Nandi, en el área de Gavipuram, se halla el templo de Sri Gavi Ganga Dareshwara, construido por Kempe Gowda, el fundador de la ciudad, y dedicado al dios Shiva. El santuario está alojado en una caverna subterránea, y su visita puede convertirse en un suplicio para los más altos, especialmente al recorrer los pasadizos que rodean al altar principal (recuerdo algunas partes en las que estuve a punto de ponerme a gatear). Una lastima que no dejaran hacer fotos en el interior, porque la imagen de una fila de personas andando por los pasillos con la cabeza gacha, merecía la pena. Se dice que desde uno de los ídolos del interior mana agua sagrada del mismísimo Ganges.



Para cerrar la tarde y, aprovechando que no estábamos del todo lejos, dimos otro paseito hasta el lago Kempanbudhi, un pantanal bastante abandonado y rodeado de chabolas. La razón de visitar esta zona era mi afán por encontrar otra de las torres que el emperador Kempe Gowda construyó para marcar los límites de la antigua ciudad de Bangalore. No fue nada fácil dar con ella, la verdad, y su acceso es algo complicado. Al otro lado del lago, hay un parque muy bien cuidado con estatuas bizarras de dinosaurios, esfinges y otros singulares seres.




La recóndita torre


No podía faltar el grupo de niños revoltosos, locos por que les hicieramos fotos

Por lo demás, a lo tonto ya llevo un mesecito viviendo en Bangalore. Poco a poco me he ido sintiendo más y más cómodo, y mis planes son los de permanecer aquí hasta finales de julio, ya que si cojo nuevos grupos aquí, estaré “atado” hasta septiembre, y todavía me queda mucho por ver y hacer por el norte. A pesar de mi mejora en algunos aspectos (especialmente en cuanto al tiempo atmosférico, la alimentación y el ocio nocturno), últimamente estoy teniendo algún que otro momento chungo, y es que hay ocasiones en los que la distancia con la persona amada se hace muy difícil (muchos de vosotros seguro que me entenderéis) y el próximo encuentro parece a veces tan lejano que a uno le entra el inevitable bajón. Pero bueno, no quiero tomarme estos meses que quedan como una lenta e insoportable espera, sino como una oportunidad para seguir conociendo, descubriendo y disfrutando de este único y especial país. Y es que en el fondo tengo que sentirme un privilegiado por estar aquí, la India es mucha India.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me apasiona la cultura oriental... y en cierto modo estoy empezando a sentir el gusto de la India. Yo aquí en el Mediterráneo jajaja agobiada por un examen de selectivo que nunca termina de llegar...y aun cansada de leer, leer y leer... aun me quedan ganas para investigar y cotillear cosas por aquí. Pam! tu blog! maravilloso! Espero que tu estancia en la India fuera y sea genial!

PD: Mi nombre es Carla ^^

(carla_babilonia@hotmail.com)


Un saludo desde Valencia!