Con sus quince millones de habitantes, Bombay (¿o debería decir Mumbai?) es la ciudad más poblada de la India, y su capital comercial y financiera. Una ciudad llena de vida, con mucha marcha, y cantidad de contrastes, desde los rascacielos de Malabar Hill hasta el mayor barrio de chabolas de toda Asia, en Dharavi. La impresión general fue bastante positiva, y me pareció pese a todo bastante acogedora y con gente muy amable y abierta de mentes, como por ejemplo, Sandeep, un chico miembro de Couchsurfing, que fue el que me acogió durante la única noche que pase allí.
Aquí junto a Michaela, una viajera alemana que también paró por allí.
Una instantánea del tren de cercanías, el mejor medio para moverse de un punto a otro de la ciudad, a pesar de ir siempre abarrotado (a veces, hay gente que viaja encima del techo) y jugarte el tipo en cada estación. Todo una aventura.
El principal motivo que hizo que parase en Bombay, era el de participar en una película de Bollywood como extra, algo nada difícil de conseguir para los extranjeros que pasan por allí. Pero por desgracia, durante esa semana estaban de vacaciones, así que me tome el día entero pateándome la ciudad de un lado a otro, empezando por el barrio de Colaba, uno de los más animados, donde tuvieron lugar los ataques terroristas del pasado 26 de noviembre.
El hotel Taj Mahal, el más prestigioso de la India. Me entró un escalofrío al pensar que no hace mucho estuvieron lanzando granadas desde sus ventanas…
El café Leopold, uno de los más populares y frecuentados por los extranjeros, lugar donde también se produjeron tiroteos. Justo enfrente está el restaurante Olympia, donde se come estupendamente a un precio razonable, y preparan té con leche de cabra. Riquísimo.
La Puerta de la India, construido en 1914, para conmemorar la llegada del emperador de las Indias, Jorge V. Otro importante símbolo de la ciudad.
Uno de los muelles en el barrio pesquero.
De vuelta al centro, desde el Wellington Circle hasta la zona de Nariman Road, pude observar algunas reminiscencias de la colonización inglesa, como algunos autobuses de dos plantas y diversos monumentos neo-góticos, destacando la estación Victoria, desde donde salió el primer tren de la India allá por 1853. Por la misma zona, se encuentra un espacioso parque donde la muchachada se reúne para practicar el cricket, el deporte nacional (por cierto, todavía no me he echado ninguna pachanguilla, ya tardo).
Fachada de la estación Victoria.
Para rematar el día, me di una caminata por Marina Drive, el paseo marítimo preferido de los locales e ideal para relajarse y disfrutar de la puesta de sol. Antes de volver a la estación Victoria, desde donde salía mi tren hacia Goa, pasé por los jardines colgantes de Malabar Hill, cerca de los cuales se encuentran las torres del silencio. Aquí es donde los parsis, una minoría religiosa, adoradores de Zoroastro y procedentes de Persia, depositan los cadáveres de sus difuntos para que los buitres y otras aves carroñeras se den un festín. Para los más morbosos, decir que el acceso está terminantemente prohibido y que no se ve nada desde el exterior, como mucho algún que otro buitre sobrevolando el cielo.
Vista de Malabar Hill desde el paseo marítimo
Y aquí un vaso de falooda, una especie de batido muy popular en Bombay, elaborado con leche, sirope de rosas, semillas de albahaca y fideos. El premio después de una jornada maratoniana. Pero lo mejor del viaje aún estaba por llegar…
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2 comentarios:
hola. Mi nombre es Marcela y soy de Chile. Llegué a tu blog porque este año probablemente viajo a la India y quería decirte que me gusta mucho cómo describes las ciudades, la gente y las cosas. Creo que voy a a meterme a revisar tus otros artículos y, bueno, ahí te voy comentando. Eso. Feliz año 2009
Pd: ¿de dónde eres?
Hola Marcela! me alegro de que te guste el blog. Espero que lo estés disfrutando.
Pd: soy de Córdoba, en el sur de España.
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