miércoles, 22 de abril de 2009

Visita al oculista

Todo empezó el lunes por la tarde con un ligero picor en el ojo derecho. Durante todo el día no había tenido ningún tipo de molestia, pero al regresar de la calle, empecé a notar el escozor. Me quité las lentillas, la sensación era algo menos incómoda, pero aun tenía cierto malestar que me decía que esa noche iba a ser larga. Efectivamente, al acostarme, la irritación aumentó, el ojo no paraba de llorarme, con lo que no pude dormir en toda la noche.

Agotado y con el ojo como un chupete, ayer por la mañana cancelé mi clase y fui directo a un centro especializado en problemas oculares que me recomendó Sunil, uno de los contables, que me acompañó hasta allí. La espera se me hizo eterna, el picor se había convertido ya en un intenso dolor. Imaginad que alguien os estuviera escudriñando el globo ocular con un bolígrafo, pues algo así sentía yo. Incluso la luz me hacia daño. Estuve en plan la Niña de la Puebla, con las gafas de sol puestas en todo momento, hasta que llegó mi turno.

Tras una breve inspección, la doctora me dijo que el problema era más grave de lo que suponía: me había encontrado una úlcera en el ojo. De todas formas, me dijo que no me alarmara y me consoló diciéndome que me curaría pronto. Eso si, siempre y cuando siguiera a rajatabla su enrevesado tratamiento, compuesto de hasta cinco tipos de gotas diferentes, dos cremas y tabletas, cada una con su diferente periodicidad. Unas gotas seis veces al día, cada dos horas, con intervalos de cinco minutos… otras dos veces, otra sólo antes de acostarme, unas pastillas para después de las comidas… En definitiva, algo rocambolesco y desmesurado, como casi todo aquí, pero que no me queda más remedio que apechugar si quiero sanarme.


He aquí el kit completo de medicamentos, junto a los imprescindibles pañuelos para las lágrimas.

Por lo demás, tanto el trato como el servicio me parecieron muy bien, y el tratamiento parece que empieza a funcionar y ya noto bastantes mejorías con respecto a hace dos días. A día de hoy, aun no he retomado las clases, pero ya puedo abrir el ojo normalmente, la inflamación ha remitido y casi no noto molestias. Lo que veo más chungo es todo el ritual de curación, con tanta gota y tanta pastilla, un verdadero suplicio que, aparte me quita alrededor de 2 horas cada día. Pues eso, que no todo va a ser buenos momentos, alguna vez me tenía que tocar sufrir, pero no os preocupéis que enseguida estoy de nuevo al cien por cien.

4 comentarios:

Alfonso dijo...

Espero que se te pase pronto. ¡Cuídateme!

polvora dijo...

madre mia!!! pero como tas apañao?? eso es de las lentillas seguro! pues a tratartelo eh?? que hay casos chungos por ahi y ya nos contaras como lo estas llevando, de momento alarma solo de ver todo lo que te tienes que poner, espero que estes mucho mejor!!!! un beso

Opticas dijo...

Siempre es bueno hacerse chequeos preventivos, para evitar daños a ña vista en el futuro, buen post.

Pakonas dijo...

Gracias Opticas, por recordarme este momentazo en la India. Lo qué sufrí ese día! Pensaba que perdía el ojo, en serio. En momentos como este es cuando uno se da cuenta de lo vulnerables que somos. Un saludo!