En mi instituto aprovechamos el día libre para irnos gran parte del personal a la casa de campo de Laura, donde también celebramos el cumpleaños de Agustín, su marido y también colega. Muchas gracias a los dos, una vez más, por la invitación. El sitio estaba bastante chulo, en plena naturaleza, alejado de toda polución, donde se notaban muy buenas vibraciones. Fue un día de campo fenomenal, hizo un tiempo genial (yo me pasé todo el tiempo en manga corta… empieza a notarse la primavera ya), y lo pasamos bastante bien.
Panorámica general de parte de los asistentes, nos juntamos un buen grupo entre compañeros de trabajo, familiares, amigos y otros allegados.
Nareender y Tanush, dos compañeros del centro, en plena recolección
Unos se decantaron por coger verdura de la huerta, otros se fueron a emular a las cabras montesas escalando riscos, y a algunos les dio por el cricket, como a mí. Fue mi primera pachanga oficial. La verdad es que no me enteré de todas las reglas al completo, pero si que pillé lo principal. Básicamente, hay una persona que lanza la pelota a un bateador, el cual tiene que intentar darle y lanzarla lo más lejos posible, para que sus compañeros puedan correr de base en base. Si alguien del equipo contrario coge la pelota al vuelo, el bateador queda eliminado. Más o menos como el béisbol, vamos. Fue una experiencia interesante, y no dudo en repetir, pero la verdad es que hubiera preferido un par de porterías y un baloncito de fútbol rulando por allí.
Creo recordar que ahí si que le dí :)
Al caer la tarde, nos dimos un paseito hasta llegar a un ashram, que es una especie de monasterio en el que se imparten talleres y cursos de yoga y meditación, y es el lugar en el que los peregrinos hinduistas se dejan caer. Aunque es un lugar de culto hinduista, está abierto a todo tipo de personas, sin importar la religión. Allí, una de las cosas que más nos impactó fue el baniano que había en el patio principal.
Un baniano es un árbol, que los hindúes consideran sagrado, y es bastante habitual encontrarlos cerca de los templos. Este árbol tiene como particularidad la forma en la que sus raíces llegan al suelo, haciéndolo desde las ramas hacia abajo. Así, este árbol está continuamente extendiéndose, pudiéndose formar verdaderos bosques a partir de un solo ejemplar.
Eso que veis que parecen otros árboles, son las raices que se precipitan hacia el suelo, desde las ramas del árbol principal.
En fin, que agradecí bastante la salida, vaya que sí. Ojala tuviéramos más días así, al aire libre y desconectados de toda esta amalgama de ruido, caos y contaminación que es Delhi. Es lo que peor llevo, aunque bueno, la verdad es que como apenas salgo más allá de Hauz Khas, mi barrio, pues casi no me afecta.