Aquí el jardín donde ha tenido lugar la ceremonia. Como veis, en esta no había mucha gente, pero normalmente suelen rondar los 300 invitados.
Las bodas indias suelen durar 3 días, aunque los diferentes rituales difieren de una región a otra. Ésta, por lo que me han dicho, era típica del sur. El primer día, el novio desfila con toda su comitiva, y sus familiares y los de la novia se encuentran e intercambian guirnaldas. Luego, por la noche, hay música y baile.
El segundo día está dedicado al mehndi, donde las manos y los pies de la novia son decorados con henna.
Y finalmente tiene lugar la ceremonia principal, que es a la que yo he ido, que se compone de varias partes (yo sólo he visto tres, pero aún quedaban al menos 14 más!!)
La banda de música, que no ha cesado ni un segundo de amenizar.
Estaba por hacer una explicación detallada de todos los pasos y rituales, pero son tantas cosas y detalles que mejor los guardo para otra ocasión, y me limitaré a los que yo he podido presenciar. Cuando llegamos, estaban en pleno Kanyadaam, donde el padre de la novia le concede la misma a su futuro marido, a la vez que este sostiene un coco (cuya agua se considera sagrada), y recita una serie de oraciones, expresando su compromiso y amor eterno a su futura esposa.
A continuación, el novio y la novia se cogen de la mano, y declaran que se amarán mutuamente, creceran felizmente y se guiarán el uno al otro, y van recitando al unísono más oraciones dedicadas a diferentes dioses y símbolos religiosos. Al final, los novios rinden homenaje a Agni, dios del fuego, arrojando al mismo diversas hierbas aromáticas.
Me quedé con las ganas de ver la ceremonia completa, pero debía salir de allí pitando para la clase, Una lastima porque me hubiese gustado al menos felicitar a los novios, aunque no los conociera de nada, y de paso hacerme una fotillo de recuerdo, como esta, con mi alumna, a la que le debo el haber podido disfrutar la experiencia, y unos amigos de la misma:
Gracias también a mi coleguita, el estilista, que me recortó la perilla con mucho arte.
El chaval se emocionó tanto que me queria recortar a navaja también la coletilla de "perroflauta" que me estoy dejando, pero le dije que mejor otro día si eso.