miércoles, 29 de abril de 2009

Pitando voy, pitando vengo

Una de las cosas más irritante e insoportables que tiene el lugar donde vivo es sin duda el nivel de contaminación acústica, debido en su mayor parte a la descerebrada costumbre de muchos conductores de tocar el claxon a la más mínima, en ocasiones, sin razón aparente. De hecho, más de una vez he tenido el placer de presenciar como algún imbécil, al volante de su flamante auto o motocicleta, se recorre una calle absolutamente vacía, de principio a fin sin parar de pitar. Hay que ser muy majadero para hacer algo así, pero se ve que aquí es algo que se estila bastante.


"Horn please" (toque la bocina, por favor), un clásico de los vehículos indios

Aquí en Delhi se pita, y mucho. Según los últimos estudios en contaminación acústica, los niveles medios de ruido en la ciudad se sitúan entre los 60 y 65 decibelios, llegando a superar esta cifra en algunas ocasiones. Según la Organización Mundial de la Salud, el nivel deseable para un ser humano estaría en torno a los 50 decibelios. Entre otros efectos, este continuado y elevado nivel de ruido puede causar diversos trastornos fisiológicos y psicológicos. A mí, concretamente, me aumenta la irritabilidad cada vez que tengo que ir andando a algún lado, deambulando entre toda esa orquesta de bocinazos, pitidos y sonidos estridentes. Más de una vez he tenido que controlarme para no hacer ninguna tontería, me ponen de los nervios, de verdad.




La peña cruzando la calle como buenamente puede. ¿Tanto cuesta poner un semáforo para peatones?

En fin, una razón más por la que no me gustaría vivir en Delhi, uno de los lugares más inhabitables que he conocido nunca. Con todo este tráfico, ruido y contaminación, sumado al calor que sigue aumentando, el polvo y la infinidad de gérmenes, hace que pase la mayor parte del tiempo entre mi casa y la oficina, lo cual no me preocupa. Me da mucha pereza ir a cualquier parte, la verdad.

domingo, 26 de abril de 2009

La tumba de Humayun

El pasado día 18 de abril se celebró en todo el mundo el día del Patrimonio de la Humanidad, un conjunto de lugares, de interés cultural o natural, que la UNESCO (organismo dependiente de las Naciones Unidad) se encarga de cuidar y preservar con mimo y esmero. Concretamente, aquí en Delhi hay tres de esos lugares. Uno es el Fuerte Rojo, que todavía no he visto, otro es el complejo Qtub Minar, y el tercero es la tumba de Humayun, monumento que tuve el placer de visitar el otro día. Una de las más importantes muestras del arte mogol, que data del siglo XVI, y se considera la obra arquitectónica precursora del archiconocido Taj Mahal de Agra, al que sirvió como modelo.




Vista del interior

El monumento, construido en piedra arenisca roja, tiene planta en forma de octágono, con una sala central, donde descansan los restos de Humayun, emperador mogol, rodeada por otras cuatro salas donde también reposan su viuda principal, algunas de sus otras mujeres y diferentes mandatarios de su corte. Finalmente, el edificio está coronado por una esplendida cúpula fabricada en mármol.
El mausoleo se halla justo en medio de un estupendo y enorme jardín, donde uno se puede sentar a relajarse y disfrutar de la flora y los animalillos locales.


Aquí unos cuervos en posición de echarse a volar de un momento a otro


Que bonito es el amor



Alrededor del jardín, aparte del mausoleo principal, existen otros pequeños edificios, también de carácter funerario, como la tumba de Isa Khan, noble influyente en la corte de Humayun, y los restos de una antigua mezquita.


Tumba de Isa Khan



Visitas culturales aparte, simplemente añadir que mi ojo ya está bastante mejor, y ya puedo guiñar a las mujeres con sari por la calle con normalidad. Aparte, he empezado a usar gafas de manera permanente, algo que no hacía desde hacía 12 años o así, cuando empecé a utilizar lentillas. Creo que estaré así al menos mientras que esté por aquí, más vale prevenir que una nueva cura (que ésta de ahora no está siendo muy placentera que digamos, vaya coñazo con las gotitas).

miércoles, 22 de abril de 2009

Visita al oculista

Todo empezó el lunes por la tarde con un ligero picor en el ojo derecho. Durante todo el día no había tenido ningún tipo de molestia, pero al regresar de la calle, empecé a notar el escozor. Me quité las lentillas, la sensación era algo menos incómoda, pero aun tenía cierto malestar que me decía que esa noche iba a ser larga. Efectivamente, al acostarme, la irritación aumentó, el ojo no paraba de llorarme, con lo que no pude dormir en toda la noche.

Agotado y con el ojo como un chupete, ayer por la mañana cancelé mi clase y fui directo a un centro especializado en problemas oculares que me recomendó Sunil, uno de los contables, que me acompañó hasta allí. La espera se me hizo eterna, el picor se había convertido ya en un intenso dolor. Imaginad que alguien os estuviera escudriñando el globo ocular con un bolígrafo, pues algo así sentía yo. Incluso la luz me hacia daño. Estuve en plan la Niña de la Puebla, con las gafas de sol puestas en todo momento, hasta que llegó mi turno.

Tras una breve inspección, la doctora me dijo que el problema era más grave de lo que suponía: me había encontrado una úlcera en el ojo. De todas formas, me dijo que no me alarmara y me consoló diciéndome que me curaría pronto. Eso si, siempre y cuando siguiera a rajatabla su enrevesado tratamiento, compuesto de hasta cinco tipos de gotas diferentes, dos cremas y tabletas, cada una con su diferente periodicidad. Unas gotas seis veces al día, cada dos horas, con intervalos de cinco minutos… otras dos veces, otra sólo antes de acostarme, unas pastillas para después de las comidas… En definitiva, algo rocambolesco y desmesurado, como casi todo aquí, pero que no me queda más remedio que apechugar si quiero sanarme.


He aquí el kit completo de medicamentos, junto a los imprescindibles pañuelos para las lágrimas.

Por lo demás, tanto el trato como el servicio me parecieron muy bien, y el tratamiento parece que empieza a funcionar y ya noto bastantes mejorías con respecto a hace dos días. A día de hoy, aun no he retomado las clases, pero ya puedo abrir el ojo normalmente, la inflamación ha remitido y casi no noto molestias. Lo que veo más chungo es todo el ritual de curación, con tanta gota y tanta pastilla, un verdadero suplicio que, aparte me quita alrededor de 2 horas cada día. Pues eso, que no todo va a ser buenos momentos, alguna vez me tenía que tocar sufrir, pero no os preocupéis que enseguida estoy de nuevo al cien por cien.

domingo, 19 de abril de 2009

La India vota

El pasado jueves 16 de abril se dio el pistoletazo de salida del proceso de votación en las elecciones generales en la India, que se celebran cada cinco años, y en las que se eligen a los gobernantes de la democracia más grande del mundo. Se estima que alrededor de 700 millones de personas ejercerán su derecho a voto en un largo proceso electoral dividido en cinco fases. Hasta el próximo 16 de mayo no se empezarán a contabilizar los votos, y finalmente, el 28 de mayo se conocerá el nuevo gobierno.

El procedimiento de voto se hace a través de unos aparatos electrónicos que contienen diferentes botoncitos, al lado de los cuales aparece el nombre del candidato a la presidencia y el emblema de su partido. El votante simplemente tiene que presionar el botón correspondiente a su elección, y automaticamente su voto queda registrado. Este sistema permite ahorrar tiempo en el recuento de votos, aparte que hace más fácil la votación de personas analfabetas (alrededor del 38% de la población adulta).



Los principales partidos candidatos con serias opciones a la presidencia, se pueden concretar en tres:

- En primer lugar, el INC (Indian National Congress), el partido del congreso, el más importante a nivel histórico en la India, liderado por la carismática Sonia Gandhi, y que es el que gobierna actualmente el país. Su ideología se puede englobar dentro del socio-liberalismo. Su candidato es el vigente primer ministro, Manmohan Singh, un señor de 77 años, primer presidente sij de la historia, y que no hace mucho estuvo a punto de cascarla por un ataque cardiaco.



- El principal partido de la oposición es el BJP (Bharatiya Janata Party, partido de la gente hindú), de caracter ultra conservador, centro-derecha (yo diría más bien extrema derecha), representante de los intereses de los hinduistas. Aboga por un aumento de la defensa ante atentados de extremistas musulmanes, lo que le hizo ganar puntos tras los últimos atentados en Mumbai, donde la capacidad del actual gobierno para frenar posibles ataques se puso en entredicho. Su lider es Lal Krishna Advani, un carcamal provocador y totalitario, responsable de arengar a las masas de fanaticos hindúes en contra de la población musulmana, causante indirecto de diversos conflictos entre ambas comunidades.



- Por último, hay una coalición de partidos llamada el Tercer Frente, en la que se incluyen diversos partidos regionales, comunistas y otras ideologías vinculadas a la izquierda. La principal candidata es Mayawati, conocida como la reina de los intocables, defensora de las castas más bajas y minorias religiosas, populista y extravagante, con una riqueza acumulada que la convierte en una de las mujeres más influyentes y poderosas de toda la India.


Bizarrismo no le falta

Por supuesto, ninguno de los tres candidatos se salva de las acusaciones de corrupción, fraude, e incluso conspiración de asesinatos. ¿Se puede esperar otra cosa, quizás? El poder corrompe, y en este país de contrastes, donde millones de personas luchan cada día por sobrevivir al hambre y las enfermedades, mientras otros se pasean en limosinas y lanzan cohetes al espacio, aun más. Espero que al menos, todo este circo de las elecciones no se convierta en una excusa más para los terroristas, para hacerse notar, como ya lo hicieron el otro día en la región de Orissa. Que acabe pronto y que gane el menos malo y el menos corrupto. Pero me da a mí que este sitio necesita unas cuantas elecciones más para que se empiecen a notar mejoras (si es que las hay).

viernes, 17 de abril de 2009

Segunda vuelta

Namaste a todos y a todas. Aquí estoy de nuevo en Delhi, preparado para continuar la segunda parte de mi experiencia india. La semana en Estambul ha sido simplemente genial, mejor no podía haber salido. Tanto Laura como yo estábamos locos por encontrarnos después de tanto tiempo de espera, y al final llegó el gran momento. Hemos vivido unos días de ensueño que se han pasado volando, en una ciudad encantadora. No me voy a entretener contando la cantidad de cosas que se pueden ver y hacer por allí (para ello, os remito al blog de Alfonso). Aquí os dejo este enlace por si queréis ver una pequeña muestra en imágenes de este maravilloso viaje.
http://www.facebook.com/album.php?aid=74306&id=577282198&l=eab3765218

Ahora es el momento de armarse de paciencia, y hacer uso de todas esas fabulosas sensaciones vividas en Turquía para ver las cosas de la manera más positiva posible, y vivir los siguientes seis meses que me quedan aquí tan intensa y estupendamente como lo he hecho hasta ahora. Razones por las que merece la pena continuar aquí no faltan, y estoy convencido de que seguirán apareciendo conforme vayan pasando los meses, y al final me faltará tiempo para haberlo disfrutado todo.

Sólo espero que el calor, que sigue aumentando (ya vamos por los 38 grados) no me derrita mucho las neuronas, y que los mosquitos no se den muchos festines a costa de mi sangre. Las comidas las sigo llevando más o menos bien, y actividades para pasar el rato sigue habiendo (muy pronto espero comenzar con las clases de yoga). Y por supuesto, todavía me queda mucho por ver, tanto aquí en Delhi como en otras regiones. En definitiva, que a pesar de que no puedo evitar sentir un ligero pesar al volver, tras la fábula vivida en Estambul, sigo aun con ánimos y ganas de seguir viviendo la India y, por supuesto, dándole vidilla al blog. Seguro que habrá siempre algo que contar, confío en ello.

lunes, 6 de abril de 2009

Medio añito

Al final he decidido colgar una entradita más antes de partir para Estambul. Mañana mismo se cumplen 6 meses desde que aterricé en Delhi, así que no podía pasar por alto este punto de inflexión, en el que me gustaría hacer un pequeño balance de esta primera mitad de mi etapa india. En líneas generales, de momento puedo valorar la experiencia como positiva y tengo que decir que está mereciendo la pena. Desde el primer momento, he sabido integrarme y encontrar mi sitio, y he ido sobrellevando bien el choque cultural. La gente se está portando conmigo de manera formidable, y sigo recibiendo muestras de afecto y hospitalidad. La comida la tolero como buenamente puedo (aunque no puedo negar que mi estómago ha pasado más de un mal rato), y el clima… bueno, del clima ya hablaré en otro momento, porque me da a mí que dentro de poco me tocará sufrir con el calor que nos viene encima.


El samosa, todo un clásico

Por otro lado sigue habiendo cosas que no creo que podría llegar a tolerar nunca, como son el delirante caos, el ruido y el tráfico que existe en esta ciudad, sumado a la terrible contaminación, que hacen de Delhi una ciudad poco habitable. Aparte, más de una vez he echado de menos la facilidad de encontrar sitios para salir y un grupo de gente habitual, dispuestos a echarse unas cervecitas, unos bailes o lo que sea. Gente no falta para quedar, que va, pero aquí, como ya he comentado en alguna que otra ocasión, hay otro rollo, y las costumbres son diferentes. En 6 meses, apenas he salido y la única juerga en mayúsculas que puedo contar fue la del día de Holi. De todas formas, no puedo decir que me esté aburriendo. El tiempo que no salgo lo dedico más a mí y a mis aficiones: leer más libros, ver más cine, tocar la guitarra, estudiar hindi y, últimamente, salir a correr. Toda esa energía y tiempo que antes vertía hacia fuera y los demás, ahora la concentro de puertas para adentro.


Rickshaw con los retrovisores estratégicamente colocados por dentro

Capítulo aparte merecen los viajes que llevo de momento, a cual más sensacional y lleno de impresiones. Experiencias a enmarcar que se quedan grabadas en mi memoria. Tengo sólo unos 30 días de vacaciones (más festivos), pero creo que por ahora los estoy invirtiendo bien. Y lo mejor de todo, es que aun me queda aproximadamente la mitad, y muchos sitios por visitar. Entre mis futuros planes, un recorrido por las faldas del Himalaya, la visita a Amritsar y (quien sabe) Cachemira, el valle del Ganges hasta llegar a Varanasi y, por supuesto, no me iré sin visitar Agra y su majestuoso Taj Mahal.


Aun queda mucha India por corretear

Y bueno, para terminar, quisiera hacer un repasito a esos objetivos que me propuse en su día antes de llegar, a ver que tal los llevo y que posibilidades tengo todavía de lograrlos:
- Aprender hindi: A día de hoy sigo en ello, y los avances empiezan a notarse poco a poco. Ya hay más de uno que ha empezado a darse cuenta que mi nivel va un poco más allá del “namasté” (hola) y el “dhainuavad” (gracias). Si me voy de aquí habiendo superado un nivel básico, me doy por satisfecho.
- Tocar el sitar: Lo más que he hecho en este sentido es ir a algún que otro concierto, pero aún no he dado con nadie que le dé al instrumento. Ni tan siquiera lo he visto de cerca. No lo veo muy alcanzable, la verdad, pero seguiré intentándolo, a ver si al menos saco un par de acordes.



- Practicar yoga (y meditación): Mi gran asignatura pendiente. Estuve intentando buscar un curso que se adecuara a mis horarios, pero nada. Aun así no desisto. En cuanto vuelva del viaje, haré lo posible por empezar.
- Montar en elefante: Se supone que tenía que haberlo hecho aquella vez que estuve en Jaipur, pero por motivos de horarios y organización, me quedé con las ganas. Ahora bien, he dado con un alumno que dice que tiene una granja llenita de paquidermos a las afueras, así que no creo que tarde en probar suerte.



- Aparecer como extra en una película de Bollywood: Cuando fui a Mumbai, fue casi expresamente por este motivo, pero en aquellas fechas los estudios estaban cerrados por vacaciones navideñas, así que me quedé con la miel en los labios. A día de hoy, sigo rastreando a ver si necesitan a alguien aquí en Delhi.
- Tener un mono como mascota: Este objetivo lo puse más bien de cachondeo. Las mínimas posibilidades que había de conseguirlo desaparecieron del todo en cuanto me dijeron que iba a tener que compartir mi habitación con otro profesor. Aparte, durante estos meses me he dado cuenta que no son nada dóciles, y que son más bien dados a las travesuras y despropósitos.



- Asistir como invitado a una boda hindú: Objetivo cumplido, y con creces. Después de la de Prachi y Jaime, todo un maratón, ya fue suficiente para conocer este ritual, aunque por lo visto, éste varía en función de la región. De todas maneras, me doy por satisfecho.
- Jugar al cricket: Ya jugué una pequeña pachanguilla el día que estuvimos de picnic en la casa de campo de mi jefa, pero aun quisiera jugar un partidito entero, a ser posible con Gaurang y su pandilla.


Qué grande es

Y nada, que tras este balance, me doy cuenta de que todavía quedan muchas cosas por las que merece la pena quedarse medio año más, y confío en que lo mejor aun está por venir. No creo que me entren ganas de volverme antes de tiempo, ni mucho menos, aunque sé que tras la semana en Turquía con Laura, se me va a ser un poco difícil recuperar el ritmo. Pero vamos, fijo que se me pasa pronto el bajoncillo y enseguida ya estoy otra vez haciendo el gamba por ahí.
Un saludo a todos aquellos que me habéis seguido durante estos 6 meses, y espero que sigáis disfrutando la lectura y que ésta os sea útil en vuestros futuros viajes. ¡Hasta la vuelta!

viernes, 3 de abril de 2009

El Chaitra Navratri

Durante los últimos nueve días se ha venido celebrando en India el festival de Navratri (que significa “nueve noches”), el cual tiene lugar dos veces al año: una entre septiembre y octubre, y ésta en el mes lunar Chaitra, ubicado entre marzo y abril, y que supone el inicio del nuevo año hindú, además del comienzo del verano. En estos días se venera a la diosa madre Durga y sus correspondientes nueve formas, además de Lakshmi, diosa de la riqueza, y Saraswati, diosa del conocimiento.


La madre universal, Durga, y su león

Aparte de acudir a los templos a rendir pleitesía a las diosas, es habitual que los hindúes ayunen durante esta celebración, lo que, por lo que dicen, prepara al cuerpo para la estación veraniega. Por otra parte, este festival tiene un gran significado para los fieles en cuanto a oportunidad para el crecimiento personal y espiritual se refiere. Cada una de las tres diosas veneradas ayuda a subir un escalón más en la autorrealización individual. Durga se relaciona con la lucha contra lo diabólico y la protección del más débil. Lakshmi ayuda a satisfacer las necesidades materiales que nos ayuden en el cumplimiento de nuestros objetivos. Por último, Saraswati, aporta el poder del conocimiento y abre la puerta a la iluminación espiritual.


Saraswati tocando el sitar

La última jornada del Chaitra Navratri está dedicada a conmemorar el cumpleaños de Lord Rama, séptima reencarnación de Vishnú, y una de las figuras más importantes de la mitología hindú. Este día se conoce como Ram Navami, y suele comenzar con una oración al sol, y la representación de la boda entre Ram y Sita, su esposa, que a la vez es un avatar de Lakshmi (si, la cosmogonía hindú no es nada simple, la verdad). Luego, se sacan ambas figuras en procesión por las calles, acompañadas de otros muñequillos (aquí llamados murtis) que representan a Lakshman, el hermano de Ram, y Hanuman, el dios mono.


Algunos murtis que me he encontrado por las calles

Yo, por mi parte, he acudido esta misma tarde a ver lo que se cocía por uno de los templos más visitado estos días, el Jhandiwala Mandir. Aparte de centenares de personas recitando canticos al tiempo que hacían cola para realizar sus ofrendas, no he logrado ver nada interesante. Y es que no me han dejado acceder hasta el interior del templo. Por lo visto, era una ceremonia exclusivamente reservada para los hindúes, y el de seguridad no estaba por la labor de que se colasen curiosos infieles. Así que me he ido a dar una vuelta por los alrededores, donde una vez más, he podido presenciar escenas curiosas, no exentas del habitual bizarrismo.


Cualquier lugar es bueno para levantar un altar



No sé si volveré a publicar algo antes de irme a Estambul, a mi particular "pasión turca", pero por si acaso me despido hasta mediados de mes. ¡Un saludo y que disfrutéis las vacaciones!